Según los historiadores, las famosas palabras de César al cruzar el Rubicón, “Alea iacta est”, podrían interpretarse como el inicio de un juego cuya apuesta era el Estado, puesto que alea significa “dado”. Más tarde, este término pasó a referirse a todos los juegos que proporcionaban entretenimiento a los romanos.
En la antigua Roma, el juego se convirtió en el entretenimiento favorito. Los juegos proporcionaban a la gente tanto la sensación de emoción relacionada con la visión de ganar, como la relacionada con el miedo a perder la cantidad apostada. Este elemento de riesgo provocaba un aumento de la adrenalina, un sentimiento adictivo que hacía la vida cotidiana mucho más interesante.
La mayoría de los juegos estaban exclusivamente permitidos a los hombres y sólo en fechas especiales como la fiesta de la Bona Dea las mujeres podían apostar. Los partidos se jugaban tanto en el interior como en el exterior. Los tableros de juego grabados se encontraban bajo los pórticos, delante de las basílicas y otros lugares públicos los cuales todavía hoy pueden verse en muchos lugares de Roma incluyendo viviendas comunes y el Coliseo.
Los soldados también jugaban y se puede leer sobre ello en varias memorias y libros de historia. En aquella época no había juegos como los que podemos ver hoy en día y mucho menos existía información al respecto. Muy diferente a los jugadores de este siglo que pueden acceder a plataformas online como https://www.vegasslotsonline.com/es/ donde se pueden comparar los juegos más novedosos y populares de casino y toda la información referente a esta industria como los bonos de casino, reseñas y incluso conocer los desarrolladores de las tragamonedas. No obstante, los soldados romanos jugaban especialmente a los dados o al ajedrez, dos de las formas más populares de entretenimiento. Las tabernas crearon salas especiales donde se podía jugar y apostar a voluntad. La gente se reunía allí no solo por la buena comida, sino también para dar rienda suelta a la adrenalina y probar suerte.
Variedad de juegos de mesa en la antigua Roma
El abanico de juegos en los que se realizaron apuestas fue bastante amplio. Son muy conocidos los juegos de mesa como la tabula lusoria, en la que el campo de juego era un simple círculo previamente dividido en varias partes. Cada jugador tenía 3 peones a su disposición y la tarea de cada jugador era colocar los peones a lo largo de la línea perimetral, en diagonal entre sí, o ganar colocando los peones uno al lado del otro. El tablero para el juego de doce líneas constaba de un total de 24 casillas divididas en dos filas iguales y cada jugador tenía exactamente 15 peones a su disposición. El desarrollo de la partida era bastante claro: se utilizaban 3 dados simultáneamente y las jugadas se hacían con el mismo número de peones. La tarea de cada jugador era llevar todas las piezas al final del tablero.
Entre los soldados, el juego más popular era el juego de los ladrones – https://es.wikipedia.org/wiki/Ludus_latrunculorum. La partida se desarrollaba en un medio tablero de 8×8 y cada jugador tenía 16 peones. Por desgracia, no se han conservado las reglas exactas de este juego. Algunos ven en él analogías con el ajedrez o las damas modernas. En los tableros de juego que se han encontrado se pueden observar a menudo inscripciones únicas, las cuales a veces definen irónicamente la esencia del juego o animan a participar. Un ejemplo de ello era un juego en el que se utilizaban nueces y el oponente tenía que adivinar si había un número par o impar de frutos en la mano del contrincante. También era habitual jugar al popular juego del cara o cruz, cuyo significado no necesita explicación.
Los juegos más populares
Los dados eran realmente el juego preferido de los romanos y se conocen dos tipos de estos. Se utilizaban dados metatarsales pequeños de ungulados (ovejas, burros o vacas) para la cubierta. Los dados estaban numerados de cuatro en cuatro, cada uno de ellos marcado al azar con los números 1, 3, 4 o 6. Había que obtener 4 dados idénticos para empezar el juego, aunque también había otras variantes de este juego para las que se necesitaban más ó menos dados. El juego se realizaba de tal manera que los dados se solían mezclar en las manos o con un cubilete que a menudo, las empresas más ricas los fabricaba de bronce o de oro, el cual todavía se utiliza hoy en día. Lamentablemente, aunque no se conserva ninguna información sobre cómo se realizaba la puntuación, sí conocemos algunos de los términos utilizados para describir a los jugadores, por ejemplo cuando alguien hacía un lanzamiento muy bueno lo llamaban “Venus” y, en el caso contrario, cuando alguien hacía un lanzamiento muy malo lo llamaban “lanzamiento de perro”.
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