El libro que publicó Darío Gómez Pucheta, Córdoba y el derecho a la ciudad. ¿Quién tiene el poder? (2020, Editorial Brujas) aborda sin complejos “el orden neoliberal” del primer gobierno municipal de Ramón Mestre (2011-2015) y las resistencias que produjo en la ciudad de Córdoba. Por allí es donde introduce una de las ideas centrales del trabajo, que es “el derecho a la ciudad” que tienen sus habitantes, una especie de amalgama constitutiva del desafío que sobrevuela cada página.
Dentro de ese esquema, tiene una virtud fundamental: observa, describe y analiza el eje discursivo, la teoría y las políticas municipales y los discursos, prácticas y experiencias que se le contrapusieron. Si bien se centra sobre un período de tiempo preciso, Gómez Pucheta identifica el comienzo de la etapa neoliberal en la capital provincial con el gobierno de Germán Kammerath, en 1999.
También afirma que el orden tiene un largo recorrido histórico en nuestra provincia y nuestra ciudad: “Hasta Amadeo Sabattini tuvo ese eje, poder poner en orden la administración. Ese orden muchas veces se asocia con lo religioso o con lo militar. Los conquistadores plantean un orden que expulsa de “su orden”, en el diseño urbano, a los pueblos originarios. El orden excluye a los distintos que tiene la sociedad. Es recurrente. Hay una genealogía que se puede seguir en el tiempo”.
A continuación, los principales tramos de la conversación con Gómez Pucheta.
¿Por qué el estudio se centra en el período comprendido entre 2011 y 2015??
El libro es producto de la tesis, marca limites, pero sin duda atrás estaba la motivación de escribir sobre eso. Para mí, fue importante el paso que tuve por el Concejo Deliberante (2007-2011), me permitió empezar a darle vuelta al asunto de pensar cosas de la ciudad. El período que tomo es el primero de Ramón Mestre. Primero pensé en tomar todo el ciclo neoliberal en Córdoba, desde la intendencia de Germán Kammerath (1999-2003) porque allí hubo un quiebre con la salida de los radicales del poder (Ramón Mestre y Rubén Martí, 1983-1999). Se puede decir que desde Kammerath en adelante, la ciudad dejó de funcionar. Antes, con los radicales la ciudad funcionaba, y ahí se rompe. Después, por una cuestión operativa, que era un período muy largo, terminé tomando el periodo de Mestre. El abordaje del trabajo lo hice desde la misma coyuntura, al trabajar en la Municipalidad podía ver cosas que iban ocurriendo en el día a día de trabajo.
¿Qué te pareció significativo?
Me pareció significativo el discurso del orden. Cuando empieza la gestión y Mestre invita a todos a ordenarse. Eso me lleva a ver dónde estaba el origen de ese orden. Córdoba tuvo siempre presente el discurso del orden.
La idea del orden forma parte del espacio de la política, pero también de la sociedad. Córdoba parece tenerlo muy presente. ¿Por qué?
Hasta Amadeo Sabattini tuvo ese eje, poder poner en orden la administración. Ese orden muchas veces se asocia con lo religioso, con lo militar. Los conquistadores plantean un orden que expulsa de “su orden”, en el diseño urbano, a los pueblos originarios. El orden excluye a los distintos que tiene la sociedad. Es recurrente. Hay una genealogía que se puede seguir en el tiempo.
¿Cuál fue el orden de Mestre?
El primer dispositivo de poder del mestrismo, que se manifiesta en el discurso inicial de asunción hace eje en tres elementos: el transporte, la recolección y la administración pública municipal. Plantea que todos esos elementos son la tormenta perfecta, como un anticipo de las metáforas del macrismo. Antes de la sesión inaugural del Concejo Deliberante del primer año, antes de asumir hay una tormenta en la que hay muertos. Por eso, usa esa metáfora, para describir lo que encuentra en esos primeros meses de gobierno. Esa lógica del orden implicaba un orden administrativo, económico, y financiero, pero dejaba afuera al personal, dentro del espacio de los empleados públicos. Esto es, no eran sujetos, sino objetos. No se lo piensa como un actor político al colectivo de los trabajadores municipales. Por la característica de la Municipalidad de Córdoba, que tiene múltiples tareas y funciones era trabajo de otra tesis. Entonces, opté por TAMSE (empresa municipal de transporte urbano) y CRESE (empresa de recolección), que son claros ejemplos de dos dispositivos contraculturales al neoliberalismo, al poder instituido. El concepto que trabajé es el de gubernamentalidad, que es más amplio que gobierno. El gobierno puede ser parte o no y los poderes económicos, mediáticos, y judiciales, pueden formar parte de la gubernamentalidad. Ese esquema general se caracteriza por una relación entre abundancia y escases, y el arte del gobierno es administrar esa abundancia y esa escasez. TAMSE y CRESE surgen cuando había escasez de mercado, de oferentes para administrar esos servicios. Con Kammerath se crea TAMSE para dar respuesta al servicio de transporte. Una paradoja del gobierno neoliberal. Y con la CRESE lo mismo. Se llamó a licitación, quedó desierta y el Estado tuvo que hacerse cargo de un servicio esencial. En esa relación de abundancia-escasez, siempre el Estado es el último al que se busca para resolver un problema de servicio a la población. Todos estos procesos siempre han estado atravesados por lo discursivo, dado que los discursos se utilizan para construir la legitimidad social. Mestre tuvo apoyo de los medios más grandes de la ciudad. Hay una construcción constante, que consiste en deslegitimar lo que es público, de lo costosas que son las empresas públicas; eso fue legitimando también la idea de la privatización, eso permitió la concesión a empresas privadas y el transporte quedó casi concentrado en una empresa.
El primer dispositivo de poder del mestrismo, que se manifiesta en el discurso inicial de asunción hace eje en tres elementos: el transporte, la recolección y la administración pública municipal”.
¿Qué tensiones y reacciones generó este modelo de orden?
Siempre en el ejercicio del poder tiene que haber una resistencia, una contraconducta. ¿cuáles son las contraconductas que se opusieron a estos discursos? Hay multiplicidad de actores cordobeses que presentan alternativas, pero no tienen legitimidad en el orden del discurso, quedan relegados o en espacios reducidos. En el caso de las empresas que sustituyeron a TAMSE, desde el primer día que anuncian la compra de colectivos hubo reacciones. Por ejemplo, una de discapacitados. Aparecieron 10 personas en sillas de ruedas reclamando porque los colectivos no tenían rampas. Quedó empañada la presentación, primero andaban al lado del intendente y los funcionarios actuaban como negando su existencia. Sin embargo, después de ese acto se empezó a incorporar la rampa a los colectivos. En cada licitación nueva, empezaron a tener rampa, se impuso a partir de esa demanda, el derecho a la movilidad. Los bici-urbanos también fueron otra reacción. Se trató de un movimiento ciudadano que promueve el derecho a la movilidad en la ciudad, a tener ciclovías. Empezaron a hacer bici-movilizaciones con distintos ejes temáticos, se reunieron con la Red Nuestra Córdoba y la UNC. Proponían, al gobierno de la ciudad, crear sistemas mixtos de movilidad, que hubiera estacionamientos de bicis o que se pudieran llevar las bicis en los colectivos. Eran ciudadanos haciendo acciones y proponiendo alternativas y posibilidades que estaban por fuera de lo planificado. Ellos también logran incidir, y si bien proponían un sistema de movilidad alternativo al actual, logran ciclovías en el centro. También hubo planteos de apertura de espacios e inclusión en la agenda de políticas de género o el surgimiento de la Asociación de Amigos del Tranvía, que propuso que hubiera días en los que el tranvía circulara por la ciudad como oferta turística. Ellos, a su vez, cuestionaban la ineficacia del sistema de transporte actual y valorizaban la eficiencia del transporte de tranvía y la baja contaminación ambiental que producía. En definitiva, su discurso era contraconductual al hegemónico, al del gobierno, al del sistema de transporte oficial.
Y en el espacio de la recolección de residuos, con la concesión a empresas privadas y la desarticulación de la CRESE, ¿qué sucedió?
En el tema de residuos, la CRESE se convertía en un elemento contraconductual por lo que implicaba el pliego original, un elemento que proponía múltiples soluciones para la ciudad, que no cerraba para el negocio que proponían las empresas privadas. El sindicato, el Surrbac fue una institución de frontera, en un lado, con prácticas de la lógica institucional, y en otras instituyentes. El Surrbac se expandía mientras el Estado se retiraba; más el Estado dejaba de intervenir, más el Surrbac se expandía y satisfacía necesidades de sus trabajadores. Era un acto complejo. Luego estaban los sistemas de recolección diferenciada de residuos que hay en Córdoba, que gestionan la problemática con sus saberes que nunca lograron incorporarse dentro del sistema. Gran parte de esos actores se alimentaban por otras producciones de discurso, otras usinas de discurso que producen esas contraconductas. Pese a ello, falta identificar dónde están esos nichos de producción contraconductual. A su vez, dentro del Estado hay espacios que han sido reducidos y subutilizados, que podrían expandir modelos instituyentes para gestionar modelos de la ciudad.
¿Qué resistencia observaste al discurso del orden?
Estamos en el imaginario del orden; orden y planificación siguen vigentes, ese imaginario sigue estando en la cabeza de los cordobeses. Hay una lucha de imaginarios. La Córdoba patricia, colonial, de la Iglesia de la Sagrada Familia frente a los otros imaginarios fuertes como el de la Reforma Universitaria y la del Cordobazo. Sin embargo, no hay una resistencia o una construcción alternativa a ese imaginario del orden, pese a que hay muchas reacciones de los ciudadanos frente a las políticas públicas, a veces con éxito y a veces sin él.
>> QUIÉN ES DARÍO GÓMEZ PUCHETA
Nació el 20 de septiembre de 1977. Empleado municipal, investigador invitado en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC y columnista de distintos medios de comunicación de Córdoba. Licenciado en Trabajo Social (UNC) y doctor en Administración y Políticas Públicas por el Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública (IIFAP-UNC). Este es su primer libro.
>> DÓNDE SE CONSIGUE
Título: Córdoba y el derecho a la ciudad. ¿Quién tiene el poder?
Autor: Darío Gómez Pucheta.
Prólogo: Profesor Carlos La Serna.
Dónde: Librerías del centro, en La Librería (Juan del Campillo, frente a la plazoleta socialista), en El café del Alba y en La editorial Brujas.
Precio: $800.
Páginas: 177.
Publicado por Editorial Brujas.
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