Los hechos son hechos, no hay vuelta. Por más que se los quiera maquillar, pasarlos por el tamiz de la posverdad y los laboratorios de mentiras seriales, y se sostenga un ejército de trolls, humanos y de IA, para tratar de ocultarlos, a la larga o a la corta, regresan al escenario a reclamar su lugar en la historia. Algo de eso sucede en estas horas, luego de que Elon Musk, el magnate tecnofeudal, dueño de la Red X, la automotriz Tesla y la aeroespacial Space X, y uno de los hombres fuertes del gobierno estadounidense del ultraderechista, Donald Trump, hiciera dos veces un saludo fascista durante un discurso ante seguidores republicanos. A partir de ese momento, sus defensores trataron de nublar con humo de todos los colores a sus actos y sus gestos. Uno de ellos, fue el presidente argentino, el ultraderechista, Javier Milei.

Independientemente de sus opiniones políticas sobre Musk y Trump, al hacerlo, Milei sumó otra agresión contra el sistema democrático y su sistema político en Argentina. La frase es elocuente por si sola, tan literal, tan pesada, tan descarnada y tan básica, que no deja lugar a dudas: “No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen. La libertad avanza”.

No se trata solo de un discurso violento. O de las formas primitivas de las que hace gala el presidente, que es un dirigente formado y sumamente inteligente. Se trata, sobre todo, de un discurso antidemocrático, que excluye al otro, al diferente, al que piensa de otro modo, al que es portador y participe de otra ideología.
La base del sistema republicano, es la existencia de partidos políticos que representan a los ciudadanos en los poderes del Estado. A su vez, el Estado y las instituciones que lo sostienen -Poder Ejecutivo, Poder legislativo, Poder Judicial, Constitución, Leyes, etc.- son los espacios en los que se expresa esa representación y que establecen los acuerdos básicos de la sociedad para su funcionamiento y “convivencia”. La lucha, la puja, la disputa, el debate en una República, se produce dentro de la Democracia. Fuera de ese esquema deja de ser democracia y, por ende, deja de ser República. Cuando Milei amenaza diciendo “zurdos hijos de puta tiemblen” agrede a las fuerzas políticas y sociales y a dirigentes y ciudadanos que forman parte de ese espacio político, ideológico, cultural, social y de representación. La República y la Democracia no admiten discursos y actos de ese tenor. No por el hecho de “no dejar”, como si se tratara de algo del campo de lo moral, de lo “bueno” y de lo “malo” o de las creencias particulares. No, lo que sucede es constitutivo del sistema democrático, si no hay otro, si no hay diferencia, si no hay disenso, si no hay debate, solo queda violencia y autoritarismo (tanto discursivo, como físico y político).
Tampoco es novedoso lo que está haciendo Milei, que dice discutir ideas en apariencia de manera directa, sin medias tintas, sin mediaciones, pero que en realidad apela a un sistema simplificado, basado en estereotipos y un discurso violento y ramplón. Su éxito radica en ello, en el mundo de las redes sociales, que funcionan como un planetario Boca-River, pero montado en el fracaso y la decadencia económica, política, social y cultural del país; en la falta de futuro de la mayor parte de la sociedad. Sin los hechos de la segunda parte de la oración, el presidente no hubiera sido presidente. Oculto en las formas y el discurso y en el herramental comunicacional, desarrolla una política económica anarco-liberal y moldea un Estado autoritario.
Milei agrede y amenaza a los políticos, a los partidos políticos, a los medios y a los periodistas, a economistas que no piensan como él, a las instituciones, por ejemplo, con la Ley Bases, que contiene disposiciones anticonstitucionales o con el negacionismo del Terrorismo de Estado. Modifica por decreto los consensos de la intervención de los militares en seguridad interior o dispone por una resolución del Ministerio de Seguridad, la intervención de fuerzas de seguridad y defensa para garantizar el funcionamiento de los enclaves mineros, hidrocarburíferos y económicos de gran escala. Lidera una “revolución” de derecha que no sólo parece plantearse una gigantesca desregulación económica; la reducción del aparato del Estado a su mínima expresión; y a un alineamiento ciego con Estados Unidos y sus aliados y con la nueva plutocracia tecnológica global, sino que también aspira a excluir todo modo de pensamiento u acción que se oponga a su ideología. Eso es lo que significan sus afirmaciones de este miércoles en Estados Unidos. Y no es que ensanche con ello las bases del sistema democrático, sino que lo reduce a una cáscara, es decir a una formalidad.
La deriva autoritaria del presidente es cada vez mayor y peligrosa, para la democracia y para la vida de las personas y los dirigentes. De la violencia de las palabras y los discursos se pasa a la violencia física y política. El atentado que sufrió Cristina Fernández de Kirchner el 1 de septiembre de 2022 se inscribe en esa dinámica. La Democracia argentina conquistada en 1983 se encuentra frente al mayor riesgo para su existencia desde entonces. El huevo de la serpiente está adentro de la casa.

El saludo de Elon Musk frente a seguidores republicanos. (Foto: Gentileza).
QUÉ DIJO MILEI EN SU POSTEO EN LA RED X
Con el título “NAZI LAS PELOTAS”, Milei se descargó diciendo que “Elon Musk debe ser uno de los hombres más importantes de la Historia, que está empujando el progreso humano a ritmos vertiginosos, y siempre ha defendido la libertad en su forma más pura, para todos”.
Agregó que “compro X en un acto que fue considerado una locura desde el punto de vista empresarial, pero que sin dudas será considerado uno de sus grandes aportes a la humanidad, tomando control de una plataforma que se suponía era un foro de debate público, pero resulta que estaba programada para cancelar cualquier discurso que no fuera el discurso woke hegemónico. Por eso hoy toda la progresía internacional se monta sobre el inocente gesto de Elon Musk para tildarlo de nazi. Porque su lucha por la libertad atenta contra el control hegemónico del wokismo internacional”.
Siguió diciendo que “el mundo cambió. Elon no está solo. Los que luchamos por la libertad ya no estamos solos. Somos millones. Y ahora también recuperamos la “tierra de la libertad” que estaba en sus manos, gracias a nuestro querido Donald Trump”.
Y cerró con su fuerte amenaza: “No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen. La libertad avanza”.

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