No es el mejor momento del presidente de ultraderecha Javier Milei ni del gobierno que encabeza. La movilización en apoyo a los reclamos de los jubilados que la CGT desarrolló este miércoles 9 de abril y la convocatoria al paro general de este jueves 10 de abril se producen en un escenario en el que el descontento con la situación económica (desempleo, situación y expectativas personales), con el aumento de la inflación de marzo, con el acuerdo con el FMI, con la corrupción y con el autoritarismo, ha comenzado manifestarse y crecer. En el plano político, el presidente también sufrió un duro revés con la creación, en la Cámara de Diputados de la Nación, de una comisión investigadora del escándalo $Libra, una estafa que parece desnudar la promiscuidad del círculo que rodea al primer mandatario y que lidera su hermana Karina. Se trata de un momento crítico también en el frente internacional, por los efectos que producirá la guerra comercial desatada por las medidas proteccionistas de Estados Unidos en un país que apela, a contramano de lo que comienza a ocurrir en el mundo, a la apertura y desregulación económica. Nada indica que vaya a ser un evento coyuntural, sino una decisión de política y economía que impacta en la globalización iniciada en los años 90′ del siglo pasado y cuyo resultado (el enfrentamiento mayor entre EE.UU. y China por la hegemonía mundial) es todavía incierto.

Un estudio de opinión pública nacional realizado por la consultora Analogías, cuyo trabajo de campo se finalizó el 31 de marzo, contiene una serie de datos reveladores sobre el humor social. En el informe del trabajo, Analogías precisa algunas de las cuestiones centrales del nuevo cuadro:
-La base de apoyo al Gobierno cayó 5 puntos y su desaprobación neta paso de 2 a 8 puntos de la muestra. Se mantiene la mayoría del 58% que considera que el de Milei es un gobierno autoritario.
-El 52% de los encuestados considera que es un gobierno con “mucha o bastante” corrupción.
-La imagen del presidente pasó de un diferencia positivo de 2 puntos en febrero a uno negativo de 4 puntos en marzo.

-Encontramos rechazo mayoritario al FMI, participación de Milei en la estafa global con criptomonedas, incredulidad sobre la medición de la pobreza, apoyo a los reclamos de los jubilados, alto nivel de información y masividad en las marchas del 24 de marzo y buena imagen del cine argentino.
-Creció mucho la fracción de los encuestados que opinan que el sacrificio en materia de ajuste no tiene sentido para resolver los problemas estructurales de la economía.
-Una mayoría del 53% respondió que la inflación “no está bajando” y otra del 46% que el dólar va a “aumentar mucho o bastante en los próximos meses.
-El 85% expresó preocupación por el desempleo y una fuerte mayoría del 64% dice que la “pobreza” no está bajando.

La caída de los salarios y jubilaciones impacta en el humor social.
A su vez, el Instituto de Estadísticas de CABA dio a conocer este miércoles que la inflación de marzo en la capital argentina fue de 3,2% y que los alimentos se dispararon 4,7%. CABA utiliza una canasta donde pondera más los servicios, a diferencia de la del INDEC que es de 2004, con mayor prevalencia de los alimentos. En esa línea, el gobierno nacional tuvo que salir a admitir informalmente que el IPC de marzo, abril y mayo crecerá por encima de la meseta del 2% en el que se encontraba. La ruptura de la tendencia a la baja tiene efectos políticos, dado que una parte del caudal de expectativas sociales en favor del gobierno está alojado en la capacidad de contener la inflación y construir un clima de estabilidad económica.
También puede ser importante el golpe que produzca el nuevo esquema cambiario que el gobierno haya acordado con el FMI. Ámbito Financiero reveló este miércoles que se utilizaría una “banda cambiaria”, lo que implicaría en el arranque una devaluación del peso frente al dólar. Como no han trascendido los detalles del acuerdo técnico se desconoce la magnitud de la depreciación del peso. Como se sabe, como los actores económicos tienden a utilizar como moneda de reserva al billete verde, los precios relativos de la economía tratan de vincularse con el movimiento o expectativa que registre el dólar. Lo más probable es que este proceso desemboque en un calentamiento de los precios pese a la baja actividad económica y el brutal ajuste del gasto público aplicado desde diciembre de 2023. Adicionalmente, es un componente de alta incertidumbre.
Más allá de las internas entre “duros” y “dialoguistas”, la central obrera se posicionó sobre la ola de descontento social e intenta canalizarla. Sobre todo, luego de la dura represión a los jubilados el pasado 12 de marzo. Más allá de la defección de la UTA (colectiveros), en el marco de la presión oficial sobre el gremio y su dirigencia, el paro general del jueves tendrá un amplio alcance. Sin embargo, el problema que tiene la dirigencia de la clase trabajadora argentina es la imposibilidad de convertir la fuerza de la medida en cambios de política o medida paliativas en el corto plazo como consecuencia de la enorme distancia entre los reclamos y la política del gobierno nacional. El punto es que el oficialismo lleva adelante una política estructural que uno de los cotitulares de la CGT, Héctor Daer (Sanidad) definió con claridad en una entrevista televisiva: “no hay salida si los precios están libres y los salarios pisados (a través de paritarias con techo de incremento)”. Semejante foto convierte a la realidad en una olla a presión.
Tampoco ayuda a la CGT la debilidad de la política frente al presidente. El principal partido opositor, el peronismo, un tradicional representante de los intereses de los asalariados y sectores empobrecidos de Argentina, no ha encontrado aún una síntesis para superar las razones de la derrota electoral de 2023. El PJ y sus aliados se debaten en internas de palacio (sin palacio) entre sus principales referentes, pagan la anomia de liderazgos emergentes o complementarios, y sufren la carencia de un discurso que interprete las nuevas demandas.
Como solía repetir quien fuera líder de la Federación Agraria Argentina (FAA), Humberto Volando, “lechón que no llora, no mama (no toma leche)”. La movilización y el paro de la CGT se inscriben en esa premisa. Eso sucede al darle voz con la medida de fuerza a las víctimas de las políticas neoliberales del gobierno nacional. Sin embargo, no resulta suficiente. Frente a la fuerza que esgrime el actual ciclo político y económico dominante, el movimiento obrero se verá obligado a ensayar otros debates, acciones y construcciones políticas. El gobierno libertario y su plan gozan aún de un fuerte consenso social y el apoyo del poder económico y financiero, global y local. El desafío que tiene por delante la CGT es evidente: No le va a alcanzar con movimientos espasmódicos para modificar el curso de la política económica vigente. La situación la obliga a probar otros caminos, de mayor consistencia política y económica y apertura de nuevos procesos de acumulación social. El punto, es si quedará aferrada al pasado o dará un paso adelante.

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