El presidente Mauricio Macri quiere, con el mini-paquete de medidas anunciadas en la mañana de este miércoles, tratar de salir del incómodo corset político que le plantea la crisis económica. Tiene tres claves dentro de un contexto de decisiones mínimas: el acuerdo de precios de 60 productos, que implica un congelamiento “voluntario” por seis meses de los valores de productos de la canasta básica como aceite, arroz, fideos, y leche, entre otros; los descuentos en medicamentos de entre 20 y 70% a beneficiarios de planes sociales; y el congelamiento de tarifas de servicios públicos (gas, luz, transporte, celulares pre-pagos), que alcanza sobre todo al Gran Buenos Aires, el bastión electoral de Cristina Fernández de Kirchner.
Para que el congelamiento de tarifas se extienda al resto del país, salvo en el gas, que es una concesión nacional, deberán adherir las provincias, tanto en el área de energía eléctrica, como el de agua potable y transporte. Las grandes ciudades, que tienen sistema de transporte urbano, también deberán meter explícitamente las tarifas en la heladera, aunque la mayoría ya incremento los precios del boleto a fin del año anterior. Aquí es probable que el tema electoral condicione cualquier decisión en este sentido.
De cualquier modo, el acuerdo de precios también es muy básico, ya que alcanza a apenas 60 productos. Por eso, se denomina “Lista Productos Esenciales”. Buena parte de la suerte electoral del presidente se juega en ese acuerdo, que fue alcanzado de modo voluntario, y donde el compromiso con las empresas no incluye herramientas sancionatorias para las que no cumplan. La pregunta que sobrevuela a este “pacto de caballeros”, como lo definió el ministro Nicolás Dujovne, es ¿qué sucederá con el acuerdo voluntario de precios si el dólar ingresa en un territorio de turbulencias? El gobierno reunió una capacidad de intervención de 60 millones de dólares diarios para calmar la eventual demanda y cuenta con los ingresos de divisas que el campo comienza a aportar desde este mes, a la par de no expandir la base monetaria, una típica medida monetarista para evitar que la emisión cambie de moneda. Sin embargo, Argentina es un país donde la mitad de la deuda externa contraída desde 2015 fugó al exterior, en un contexto de altísimas tasas de interés y restricciones monetarias, por lo que no hay actores económicos de fidelidad extrema. Nada hace presumir un cambio de conducta, sobre todo en un tiempo electoral donde la sensibilidad se multiplica.
El gobierno también demuestra con la duración que le ha puesto al acuerdo, que su intención es urgente: seis meses, esto es de abril a octubre. No hay disimulo. Nadie le podrá achacar que el interés es electoral. Es, efectivamente, electoral.
El gobierno también demuestra con la duración que le ha puesto al acuerdo, que su intención es urgente: seis meses, esto es de abril a octubre. No hay disimulo. Nadie le podrá achacar que el interés es electoral. Es, efectivamente, electoral.
La otra punta del mini-plan son las tarifas. El gobierno permite que el gas tenga los últimos aumentos durante este invierno y hasta fin de año congela todo, para porteños y bonaerenses, la madre de todas las batallas electorales, tanto en agosto -las PASO- como en octubre, con los comicios generales. Hay un detalle llamativo entre los anuncios: el mantenimiento de los precio de los celulares pre-pagos. Una práctica de consumo que alcanza a 35 millones de líneas y que sostiene el uso de telefonía móvil en los sectores populares. El núcleo de la intención de esta acción quirúrgica -y de las tarifas y los 60 productos esenciales- es meter mano electoral en el conurbano bonaerense, donde se concentra la pobreza y buena parte de los votantes de CFK.
Por cierto, las tarifas y el conjunto de los precios regulados explican buena parte de la dinámica inflacionaria. Es decir, la brutal transferencia de ingresos desde los consumidores y usuarios a las concesionarias de servicios públicos y petroleras. La decisión de congelar el precio de estos servicios implica un disparo al corazón del proceso de incremento de precios. Por lo tanto, si el dólar no se desestabiliza puede tener como efecto una desacelaración progresiva de los porcentajes de aumento mensual de los precios.
El problema central y la enorme debilidad del mini-plan es que no ataca el contexto, esto es las medidas recesivas en curso, acordadas con el FMI y que agigantaron la crisis. Habrá que ver si alivia los dolores y con eso alcanza para ocultar la realidad de la enfermedad. Dicho de otro modo, no hay cambio de plan ni nuevo plan, sólo hay retoques aislados. Y se sabe que, en economía y en política, las acciones que no apuntan al todo suelen nacer con bajas probabilidades de sobrevida.
EL LLAMATIVO VIDEO CON EL QUE EL PRESIDENTE COMUNICÓ LAS MEDIDAS
Esta mañana fui a la casa de Adriana y Alejandro para contarles las medidas de alivio que vamos a implementar para cuidar a los argentinos en esta transición mientras llevamos a cabo los cambios profundos y estructurales para bajar la inflación en el largo plazo pic.twitter.com/eIcldlQjOQ
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) April 17, 2019