“Los números hablan por sí solos, no debo opinar yo”, dijo el gobernador Juan Schiaretti ayer en un acto en barrio Las Violetas. Evitó de este modo polemizar con la Nación por el índice de pobreza. Es que al difundirse la cifras del INDEC sobre la cantidad de pobres e indigentes en el Gran Córdoba convergieron los datos nacionales y provinciales en un 30%. El valor fue 10% inferior al del segundo semestre del año pasado.
La ocupación en Córdoba se mantuvo estable entre un período y otro, y si bien es cierto que los indicadores de empleo mejoraron en el sector de la construcción, uno de los factores dinamizadores de la economía local, no se puede afirmar que la economía pudiera modificar el escenario de 2016. Hace tres días, el diario La Voz del Interior publicó los datos de empleo brindados por el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), actualizado hasta julio pasado, que refleja que en el arranque del segundo semestre del año había en Córdoba 30.509 trabajadores registrados, un 15.9% más que en julio del año anterior. Esto es, unos 9 mil trabajadores más.
Sí por ejemplo, se planteara la hipótesis de que esos 9 mil operarios sacaron a sus familias de la pobreza y cada obrero tuviera una media de cinco personas por grupo familiar, se llegaría a un número de 45 mil personas que habrían salido de la pobreza, pero de ningún modo, 140 mil.
De ser así, el INDEC debiera explicar cuando se equivocó, si en la medición del segundo semestre de 2016 o en la del primero de 2017. Dicho de otro modo: el 40,5% estuvo mal y el 30,7% es correcto; o a la inversa.
La credibilidad y confianza en las instituciones se construye día a día, con aciertos y con errores. Lo que no se construye es con mentiras u ocultamientos.
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