No quedan dudas de que este equipo se metió dentro del corazón del hincha albirrojo. El último partido de este plantel en el Ángel Sandrín fue de lo mejor que se le ha visto en la temporada. No sólo por el resultado, sino por la cabeza fría, el corazón caliente y el gran básquet que desplegó durante todo el partido. La victoria por 96 a 78 dejó al tricampeón al borde del knock out y se vuelve a Boedo con más incertidumbres que certezas.
Justamente, Instituto no tuvo que sufrir hasta el final. Logró quebrar a San Lorenzo a mitad del último cuarto y se encaminó a la victoria que terminó siendo muy abultada para la paridad que había entregado la serie hasta ahora. Es más, la derrota por 18 puntos del “Ciclón” esta noche, fue la peor en los 57 partidos que lleva disputados en playoffs desde que volvió a La Liga Nacional. El encargado una vez más de sentenciar la historia fue Luciano González, que con su mano caliente anotó 13 puntos en ese último segmento. La gente que colmó el Sandrín, no dejó pasar la oportunidad y lo ovacionó una vez terminada la hazaña.
La llave del triunfo estuvo en varias facetas, pero hay dos que terminaron siendo claves: la efectividad desde el triple y la defensa en el último cuarto. En el primer rubro, Instituto consiguió el mejor porcentaje en los 6 juegos disputados, al lanzar un 59% y la máxima cantidad de triples encestados con 13 conversiones. Ese número lo logró gracias a tres jugadores; González (7), Piñero (4) y Scala (2). “El Chuzo” fue el más destacado con 32 puntos.
En el costado defensivo, la intensidad en la defensa perimetral anuló las vías de gol y la fluidez de San Lorenzo, provocando pérdidas y bajos porcentajes. Para darse una idea, “El Ciclón” volvió a lanzar por debajo del 30% en triples por cuarta vez en la serie. Anoche tuvo un promedio de 29% (7/24) desde allí. Además “La Gloria” le permitió convertir solo 12 puntos en el último cuarto, para ganar ese período por 15 puntos de distancia (27 a 12). Pablo Espinoza le aportó mucho al equipo en ese sentido, con tres rebotes ofensivos en los últimos minutos y la energía que lo caracteriza durante todo el partido.
“La serie merece un séptimo partido por la paridad que hay. Hoy jugamos un buen partido, encontramos los tiros que no habíamos encontrado en los otros partidos, por eso metimos muchos triples. El último cuarto fue brillante, tanto en defensa como en ataque: logramos que tiren incómodos, reboteamos, González jugó una noche con un acierto altísimo y también fue muy importante (Pablo) Espinoza en el rebote de ataque porque en varios momentos del último cuarto tiramos dos veces”, explicó Facundo Muller sobre las claves de la victoria.
Pocos jugadores y técnicos han tenido el privilegio de jugar un séptimo juego en la final de La Liga Nacional, ya que esta será la cuarta vez que suceda en 35 ediciones. Lo curioso es que siempre un equipo cordobés estuvo presente (Atenas en tres oportunidades e Instituto ahora) en esas definiciones. Hay que remontarse casi dos décadas atrás para encontrar la última final que llegó a un juego decisivo, y está será la segunda del siglo XXI. El dato es que nunca un equipo visitante logró coronarse campeón y San Lorenzo está invicto en partidos de series finales en el Roberto Pando.
“A este equipo le tocó perder finales, este año se nos escapó la Liga Sudamericana. Tenemos un deseo muy grande de poder coronar un laburo muy bueno que venimos haciendo casi los mismos chicos desde la temporada pasada. Enfrente tenemos un equipo que es ganador y que se lo ve tranquilo porque saben que tienen un J7, pero no tengo dudas de que van a entrar durisimos. Tenemos que entrar de la misma manera y tratar que ese deseo nos sirva como motor y motivación para intentar ganarles, porque sé que podemos ganarles”, afirmó ilusionado “El Chuzo” luego de meter 32 puntos.
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