Cuando el INDEC dio a conocer las cifras de pobreza en Córdoba durante el segundo semestre de 2016, Juan Schiaretti se enojó como pocas veces, cuentan los peronistas del gobierno provincial. “No puede ser, se equivocaron”, “No tienen límites”, supo decir puertas adentro. Lo mismo pensaba su ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano. El Gran Córdoba aparecía como la cuarta ciudad del país con más pobres (40,5%) y la primera en cuanto a porcentaje de indigentes. De esa calentura nació el índice de pobreza cordobés que la provincia dio a conocer el lunes, tres días antes que la nueva medición del INDEC nacional, esta vez sobre el primer semestre de este año. Una pregunta que se hacen todos ahora es si habrá coincidencia en el 30,3% de pobreza que se dio a conocer o se desatará un nuevo huracán Juan.
El centro de este debate ya no es saber cuántas personas viven en situación de pobreza y dónde, sino hacer creer que hay menos y a que los que dicen otra cosa, no hay que creerles porque no son cordobeses. El primer problema con esa decisión, es que el gobernador cordobés vuelve a poner en cuestión el papel de las instituciones en un país en el que cuesta tanto construirlas y respetarlas. Una construcción simbólica de la oposición durante la década kirchnerista fue que el INDEC mentía o tergiversaba la realidad. Parte es verdad, parte no. Sin embargo, se supone que ahora, que la oposición es gobierno, el INDEC no miente. Naturalmente es lo que todo quieren creer. Por lo tanto, el lugar donde se para Schiaretti con su índice provincial no tiene demasiado espacio de desarrollo en un contexto dominado por otra pseudo-realidad. El segundo problema, es que los pobres siguen siendo muchísimos: 30,3% o 40,5% es una enormidad. Por supuesto que sería una enorme mejora que fuera la primera de las cifras y no la segunda, pero aún con el número menor, estamos hablando de casi 500 mil cordobeses en esa condición. Se trata de medio millón de personas. Si los pusiéramos a todos juntos, serían la segunda ciudad de la provincia.
Se puede establecer también que es un problema presente que estuvo en el pasado reciente. Desde la década neoliberal menemista que partió al país, la pobreza se instaló y la efectividad para reducirla de ambos modelos (neoliberal y de sustitución de importaciones y consumo interno) ha sido bastante parecida. Se trata, por lo tanto, de un debate que requiere otros puntos de vista, superan a los nombres propios y las operaciones simbólicas alrededor de ellos, sean Cristina, Macri o Schiaretti.
Aquí nace la tercera cuestión, quizá la más importante: el 20% de las familias más ricas de la Argentina obtiene el 50,2% de la renta nacional y el 80% restante el 48,8%. el 10% de las familias más acomodadas se queda con el 31,3% del ingreso nacional y el 10% más desfavorecido con el 1,6%: 19,56 veces separa a unos y otros. Son cifras oficiales, del INDEC. La desigualdad existente es injustificable. ¿Cómo no van a haber pobres en un contexto de tamaña desigualdad?
Por otro lado, ¿Cuántos cordobeses quieren ver las escenas de la pobreza y a las personas en situación de pobreza que tienen al lado? ¿Cuántos aceleran o cierran las ventanillas cuando se acerca un limpiavidrios en un semáforo? Porque los pobres están distribuidos en toda la ciudad: son, al menos, 1 de cada 3 habitantes de la capital. Es decir, seguro que hay un familiar, un amigo, un vecino que se encuentra en esa situación. Y otros muchos, que no van a los comedores comunitarios, también toman un mate cocido con galletitas por las noches. Los números son fríos, sin alma, no tienen sangre ni venas, sin embargo representan personas. Personas que no queremos ver.
15 MINUTOS. Es un espacio breve para reflexión, análisis y puesta en escena de temas, hechos y personajes. Se inspira en la película “15 minutos” (2001, John Herzfeld).
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