Tres horas en avión desde el Aeropuerto Córdoba y 180 kilómetros desde el Aeropuerto de Guarulhos, separan a nuestra capital de un verdadero paraíso situado en el Estado de San Pablo, Brasil.
Se trata de San Sebastián la bellísima ciudad del litoral norte que se ofrece como una alternativa de gran calidad para los paulistas, los cariocas (que están a poco más de 400 kilómetros) y, cada vez más, para los argentinos que sienten a Brasil como el destino ideal de aguas templadas (18 grado en invierno y hasta 30 en verano), playas interminables y la cerveza en su frío justo, como se sirve en la patria de Pelé.
Atractiva y bella, San Sebastián ofrece playas, ecoturismo, naturaleza en estado puro, deportes náuticos, turismo de aventura, avistaje de aves, sitios históricos y el espectáculo impagable del paso de las ballenas jorobadas y nuestras ballenas australes que migran desde los mares del Atlántico Sur hacia el nordeste brasileño para tener a sus crías entre los meses de mayo y agosto.
Llegamos a San Sebastián como participantes del XIII Congreso Internacional de Periodistas y Profesionales del Turismo, que se llevó a cabo en la elegante Campos do Jordão y de un fanpress, organizado por la Organización Mundial de Periodistas de Turismo (OMPT), en aquella ciudad (“la más alta de Brasil”) y en San Sebastián y sus playas.
En la primera parte del viaje nos alojamos en el centro de la ciudad donde pudimos conocer en detalle la historia de este típico pueblo costero que se erige al frente de Ilhabela, la gran isla de esta zona del Brasil, a sólo cuatro kilómetros del puerto y a la que se puede ir en ferri en un viaje de poco más de 20 minutos.
En su muy cuidado casco histórico, la ciudad que es una de las primeras establecidas en la costa brasilera (año 1636), muestra con orgullo huellas de su pasado. Casas y portadas de los siglos XVII y XVIII conforman la fisonomía del corazón de la ciudad.
Siete cuadras y ocho edificios históricos protegidos por el Estado le permiten al visitante viajar al pasado. Entre esos sitios cuidados se distingue por su sencillez, estado de conservación y su ornamentación nocturna, la Iglesia Madre (1620) en honor a San Sebastián, punto de encuentro de los feligreses de la ciudad.
A pocos minutos de allí, el convento franciscano se alza con su torre-campanario que domina la ciudad. Más de 15 iglesias y capillas hacen de la ciudad otro punto de encuentro para los devotos del turismo religioso.
UN CAMINO PARA LOS GIGANTES
San Sebastián también es un destino casi obligado para quienes hacen del avistaje de ballenas el eje de sus paseos.
Entre mayo y agosto, por el canal que separa a la ciudad de Ilhabela, cientos de ballenas cumplen su rito anual camino al nordeste brasileño donde darán a luz. Por ese canal de más de 40 metros de profundidad y más de 22 kilómetros de recorrido, las ballenas jorobadas, las australes y otros ejemplares, muestran sus encantos a sus seguidores quienes, por disposición de las autoridades del Área de Protección Silvestre, no pueden acercarse a menos de 100 metros. Según el último censo, el año pasado pasaron frente a las costas de San Sebastián más de 700 ejemplares.
En una ciudad de mar resulta imprescindible realizar un paseo en lancha con la compañía del guía de turismo, Vagner Pereira Gonçalves, un apasionado de su ciudad. Realizamos una excursión de más de 90 minutos que nos permitió dimensionar el canal en toda su extensión, ver desde el mar los vestigios de las construcciones históricas y observar también los impresionantes tanques donde la compañía estatal Petrobras almacena el 30 por ciento del petróleo que utiliza Brasil.
De los 37 tanques de almacenamiento, 20 son sólo para petróleo: cada de uno guarda más de 1.500.000 m3. El guía cuenta que con un sólo tanque alcanza para abastecer a todo el parque automotor de San Pablo durante tres días. A esa maravillosa obra de ingeniería, se le suman los imponentes buques petroleros y, a varios kilómetros, se observan los faraónicos cruceros que llegan desde todas partes del mundo y que permanecen en el centro del canal mientras sus pasajeros bajan en barcazas para comprobar que el paraíso existe y allí se “fala portugués”.
HOLA MARESÍAS
Dejamos el centro de San Sebastián para sumergirnos en Maresías, ubicada a 27 kilómetros del centro. Es la playa más conocida del litoral y con cuatro kilómetros de extensión y 20 entradas es muy valorada por los amantes del surf, sobre todo en los extremos de su recorrido. En la zona central de la playa se concentra la mayoría de los restaurantes, barcinhos y barraquinhas donde saciar nuestra sed y apetito. Como una característica del lugar algunos hoteles tienen servicio de transporte al mar, y proveen de sombrillas y reposeras y en la playa los bares y barcitos ofrecen sombra y asientos a cambio de la consumición.
Bueno, ahora que ya sabemos cómo es el movimiento en la playa, no perdamos el tiempo y vamos a disfrutar. Maresias bien vale una bienvenida con una cerveza bien fría y unas “lulas a dore”.
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[DATOS]
Casas de cambio. El cambio varía de 4 a 4,80 reales por dólar. Conviene cambiar en el aeropuerto. En Campos do Jordao y Maresías no hay casas de cambio. En Brasil también valen menos los dólares de cara chica. Los que más cotizan son los que tienen la tira azul.
Cerveza. En la playa una lata de cerveza nacional, Skol vale 9 reales y una Heineken 13.
Lulas o pizza. Una porción de rabas y media de papas fritas (alcanza muy bien para dos) 60 reales. Una porción de pizza varía entre los 8 y los 10 reales.
Nafta. El litro de nafta está a 5.70 reales en promedio.
Transporte público. Un pasaje en bus desde Maresías al aeropuerto de Guarulhos cuesta 70 reales y el urbano que va hacia las playas, cuatro.
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