De chiquito, cuando Rodrigo de la Serna iba a hacer los mandados al almacén de su Bajo Palermo, en el local sonaba tango. De regreso a su departamento, el 2×4 lo perseguía desde las casas de sus vecinos. Así se le fue metiendo adentro. “Se respiraba tango en el barrio. Es una música reconocida de mi infancia, aunque no salía de los parlantes de casa”, le cuenta a ENREDACCIÓN. Fue de más grande, en las sierras chicas de Córdoba, donde se encontró con un cassette del Polaco Goyeneche, la única cinta que había en ese lugar. “Sin exagerar, fue como una epifanía, un rayo que me partió la cabeza y me marcó para siempre”.
Este sábado llega al Quality para presentarse con su banda El Yotivenco y hacer un recorrido por un variado repertorio de nuestra música criolla (Ver Agenda). “La elección de la música refleja una apertura, diversificamos los géneros, más allá del tango, para abarcar la región. Abrimos la jugada y elegimos un repertorio que abarque la complejidad musical de nuestra región”. Por eso, se escucharán milongas, gatos cuyanos y candombes, entre otros estilos del Río de la Plata. El grupo se completa con Juan Pablo Díaz Hermelo, Blas Alberti y Fabio Bramuglia. A diferencia suya, sus compañeros vienen de la academia musical. Él tiene los dedos curtidos de darle a las cuerdas desde los 16 años y confiesa que es habitué de las milongas, aunque no baila más que lo básico.
Los Yotivenco, que en el lunfardo significa conventillo al revés, están preparando su próximo material al que llamarán “Tres, va”. Mientras tanto, él sigue en paralelo con su carrera de actor, y no puede imaginarse su vida sin ninguna de las dos artes. “No compiten entre sí, se complementan, no hay frontera entre ambas, así que el actor no descansa mucho cuando se sube a interpretar esas poéticas”. La de la interpretación es la faceta que continúa puliendo y se arroja a las observaciones del público para definirse como cantante. “No me gusta mi voz. Ni como actúo tampoco, en realidad no me gusta nada mío. Soy un poco pesado conmigo, trato de mejorar siempre, que también es lo lindo, porque cuando se descansa en sí mismo, es cuando uno empieza a envejecer o involucionar”.
¿La música criolla es un sonido poco escuchado hoy?
No sé si poco escuchada, si poco difundida, todo por la industria cultural hegemónica y fascista se podría decir, que inhibe la posibilidad de conectar con nuestras tradiciones, la que nos arraiga a la tierra, a los ancestros, a las poéticas y a las músicas de aquí. De alguna manera es una resistencia cultural lo que estamos haciendo.
¿Se complica atravesar esa barrera?
De alguna manera la identidad cultural está en vías de extinción. Depende de todos nosotros que no se pierda. Es un tesoro que se viene amasando desde hace siglos, con poéticas y músicas de elevada calidad, y me refiero a la música criolla en general. Está muy difícil, pero siempre es una música que resiste. Hay muchos músicos que trabajan en esa dirección. Sin embargo, la visibilidad pasa por otro lado, por el mercado. Por ejemplo, en el jazz mirá todo lo que está desglosado sobre el género. En cambio con la música criolla hay muy poco trabajo, tampoco hay políticas que acompañen ese desarrollo. Es trágico a ese nivel, porque mucho menos hay políticas culturales que acompañen a los referentes de esta música y al desarrollo de nuevas. No hay políticas que ayuden a afirmar la identidad.
¿El tango es para acompañar determinados estados de ánimo?
La música siempre acompaña los diferentes estados. Al tango se lo ha estigmatizado de triste. Decía Arturo Jauretche que los pueblos entristecidos no vencen, que hay que luchar con alegría, y se puede hacer una asociación a eso… ¡Nos han entristecido, la pucha! Y no necesariamente es así, pero de alguna manera es esa imagen la que se le ha asignado.
¿Qué esperan del show en Córdoba?
Esperamos terminar enfiestados con la música criolla. En Buenos Aires terminamos cortando la Av. Corrientes con los tambores, se generó una energía espectacular. Así que haremos un recorrido por esa diversidad musical, desde chamarritas a rasgidos doble, algo más romántico con Zitarrosa, candombes… una fiesta de la cultura.
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