Hace un tiempo, el territorio de los pumas se extendía a lo largo y ancho del continente americano, lo que lo convirtió en unos de los animales más comunes. Pero a principios del siglo XX, la pérdida de hábitat y la caza redujeron sus poblaciones. Hoy el llamado “león americano” se enfrenta a numerosas amenazas.
Hasta que en 1964, el biólogo estadounidense Maurice Hornocker realizó el primer gran estudio sobre este mamífero carnívoro en el estado de Idaho, poco se sabía sobre este gran felino. Su naturaleza reservada pronto le definió como un animal poco sociable.
“Durante los 60 años siguientes hemos seguido creyendo que son solitarios porque cada nuevo proyecto reafirmaba lo aprendido en este primer trabajo”, señaló a Sinc Mark Elbroch, investigador del Proyecto Puma de la organización Panthera, quien considera que aún no se conoce bien a estos animales.
Por esta razón, el científico, junto a su equipo, marcó y monitorizó a 13 pumas a los que se les colocaron localizadores GPS. Además se instalaron de abril de 2012 a marzo de 2015 varias cámaras de vídeo con sensor de movimiento en diferentes puntos estratégicos donde los felinos se alimentaban en el estado de Wyoming, en Estados Unidos.
Los resultados, publicados en la revista Science Advances, revelan que el comportamiento social en esta especie sí está presente e indican cuándo y dónde los pumas se relacionan en la naturaleza.
“La mayoría de las interacciones se producen en las fuentes de alimento, donde uno de los pumas ha matado un ciervo o un alce. Estudiamos así por qué un puma permite que otro ejemplar se alimente con él y descubrimos que existen patrones fuertes que no son aleatorios”, recalca Elbroch.
RECIPROCIDAD
Las imágenes captadas por los científicos permitieron identificar comportamientos de reciprocidad (dar algo a cambio de otra cosa). “La reciprocidad es un comportamiento social complejo, que hasta ahora solo ha sido documentado en animales sociales como los chimpancés”, subrayó a Sinc el experto.
Las observaciones demostraron que el felino que daba exhibía tolerancia hacia el que recibía, y ambos se alimentaban de la presa cazada por el primero. Los pumas adultos mostraron mayor tolerancia que los más jóvenes, y los machos se beneficiaron más de este comportamiento, y fueron menos transigentes. Esta conducta se produjo entre individuos que habitaban la misma área.
Pero la reciprocidad no fue el único comportamiento observado; también se estudiaron otros como el cortejo y el apareamiento, y muchas interacciones familiares entre las madres y sus crías.
“Todo nos sorprendió: desde el hecho de que sean más sociales de lo que pensábamos, que la mayoría de las interacciones estén en los puntos de alimentación, hasta que los machos territoriales actúen como gobernadores y decidan qué pumas interactúan con otros” concluyó Elbroch.
Fuente: Agencia Sinc (www.agenciasinc.es).
Sumate al equipo y ayúdanos a contar lo que el poder no quiere.
Cómo comunicarse:
Redacción: [email protected]
Lectores: [email protected]
Equipo de Investigación: [email protected]