(Por Máximo Brizuela*). Los aires privatistas vuelven a rondar por la Argentina. La idea de denostar lo público es un mecanismo para hacer política y así llevar adelante la entrega de nuestras empresas y el patrimonio nacional.
La cosa pública es un bien no solo del estado sino de la sociedad que la compone y tiene o debe tener el fin de brindar un aporte a la misma, sea en el plano energético, cultural, histórico, artístico, etc.
Tras la aprobación de la Ley Bases, es inminente que muchas empresas públicas serán privatizadas total o parcialmente; volviendo nuevamente a una situación que ya vivimos durante la década del 90.
Es inentendible como, muchas de esas empresas, estratégicas para los intereses nacionales, pueden llegar a ser administradas por capitales extranjeros o nacionales que solo tendrán como objetivo una rentabilidad propia y no una mirada integral para el bien común.
Nucleoeléctrica Argentina SA es una de ellas. Una empresa que administrada por el Estado y por la capacidad de quienes allí trabajan, es de vanguardia brindando energía limpia para nuestra sociedad. Además, para quienes son admiradores de los balances positivos, esta empresa no genera ningún tipo de pérdida, por el contrario, da ganancia.
Si bien el Estado no es una empresa y su rol está por encima del de generar rentabilidad, nadie puede oponerse a la idea de llevar a cabo una correcta administración. Pero, ¿por qué quienes hoy tienen el poder, no asumen la responsabilidad de llevar a cabo esa tarea? Quienes hoy conducen los destinos del país vienen del ámbito empresarial (aunque también muchos desde las finanzas especulativas). ¿No es mejor argumento y demostración de esa “ineficiencia” predicada el mostrar un mejor funcionamiento de aquello que se critica?
Es de sospechar que quienes planean una entrega de las empresas públicas tienen intereses con quienes pueden llegar a adquirirlas o quizás es el simple desprecio por el Estado y por su propio país.
En el ámbito cordobés muchas veces, casi por acto reflejo, se critica a la Empresa Provincial de Córdoba. Si bien como trabajadores podemos realizar críticas y plantear discusiones, el funcionamiento actual de la EPEC es un verdadero ejemplo. Más si la comparamos con otras empresas privadas que prestan servicio en la Argentina.
No está de más decir que ese funcionamiento, es gracias a la labor diaria de los trabajadores y trabajadores de todo el territorio provincial que tienen un sentido de pertenencia inclaudicable con su fuente laboral. Todos ellos/as se forman y capacitan constantemente para adaptarse a los requerimientos presentes y futuros.
Debemos recuperar el amor por la cosa pública, cuidarla entre todos y entender que la gestión pública es y debe ser eficiente, porque hay ejemplos de ello. Nuestras empresas están para brindar su aporte a una sociedad que crece, cuidando principalmente los intereses nacionales y/o provinciales.
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
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