Apenas media hora de actividad física al día podría prevenir millones de muertes prematuras y casos de enfermedad cardiaca en todo el mundo. “Cumplir con las directrices de actividad física al caminar apenas 30 minutos la mayoría de los días de la semana ofrece un beneficio sustancial, y una mayor actividad física se asocia con riesgos incluso más bajos”, apuntó Scott Lear, uno de los autores del estudio de la Universidad Simon Fraser en Columbia Británica, Canadá.
Lear y sus colaboradores analizaron las respuestas a encuestas de más de 130,000 personas de 35 a 70 años de edad en 17 países. Se preguntó a los participantes sobre sus niveles de actividad física, y entonces se les dio un seguimiento durante casi siete años.
Los investigadores concluyeron que 1 de cada 20 casos de enfermedad cardiaca y 1 de cada 12 muertes prematuras se podrían prevenir si todo el mundo cumpliera con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS recomienda que los adultos hagan al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana.
Las actividades beneficiosas incluyen las tareas del hogar, moverse en el trabajo o ir al trabajo caminando.
De los que cumplieron las directrices de actividad, un 4 por ciento desarrollaron una enfermedad cardiaca, en comparación con un 5 por ciento de las personas que no lo hicieron. Las probabilidades de muerte temprana también fueron más altas en las personas que no cumplieron la cantidad recomendada de actividad: un 6 frente a un 4 por ciento.
Y una mayor actividad rindió unos mayores beneficios, encontró el estudio. Si todo el mundo hiciera 750 minutos de actividad física por semana, se podrían prevenir un 13 por ciento de las muertes prematuras y más o menos un 10 por ciento de los casos de enfermedad cardiaca, según el estudio.
¿Cómo le fue a la gente en términos del ejercicio? El estudio encontró que un 18 por ciento de las personas no cumplían con las directrices de actividad física, pero un 44 por ciento eran altamente activas.
Los resultados aparecen en la edición del 21 de septiembre de la revista The Lancet y fueron publicadas por el sitio Medlineplus.
“Los costos de otras intervenciones para la enfermedad cardiovascular, como los medicamentos genéricos y consumir frutas y verduras, con frecuencia están más allá del alcance de muchas personas en países con ingresos bajos y medianos”, dijo Lear en un comunicado de prensa de la revista.
“Pero la actividad física representa un método de costo bajo para prevenir la enfermedad cardiovascular, y nuestro estudio ofrece evidencias robustas que respaldan las intervenciones de salud pública para aumentar todas las formas de actividad física en esas regiones”, afirmó Lear.
La enfermedad cardiaca es la principal causa de muerte en todo el mundo, y más o menos un 70 por ciento de esas muertes ocurren en países de ingresos bajos y medianos, anotaron los investigadores.
“Se sabe que la enfermedad cardiovascular tiene efectos devastadores en los individuos y las familias. En los países con ingresos bajos y medianos, la enfermedad cardiovascular puede empujar a las personas por debajo de la línea de la pobreza”, escribió Shifalika Goenka en un editorial que acompañó al estudio.
“Crear un ambiente físico, social y político en que la actividad física en la vida diaria sea deseable, asequible y segura debería ser un imperativo del desarrollo”, dijo Goenka, del Instituto Indio de Salud Pública en Delhi.
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