Este médico traumatólogo tiene la memoria de un elefante. Jorge Yabkowski (65), el presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FeSProSa), recita de memoria los diálogos que tuvieron el sanitarista Ramón Carrillo y Juan Perón en los ’40, cuando recuerda que el peronismo impulsó el nacimiento del primer sistema de aseguramiento privado de la salud, que fueron las obras sociales. “En Argentina hay una tensión desde que el hospital de beneficencia se transforma en hospital público y desde que Carrillo plantea la universalidad y creó hospitales de alta calidad. Por eso, simbólicamente, Evita muere en un hospital público, no en la clínica Otamendi. Esa simbología de un hospital público con mármol de carrara y habitaciones individuales para dar derecho de ciudadanía a todos, independientemente de su ingreso, se contrapone con algo que también viene de la tradición peronista que es armar un seguro, que es la obra social, para que el pobre en lugar de tener un hospital público de excelencia, acceda a la medicina privada. Un sistema de seguro para que el trabajador llegue a la medicina de los ricos. Un “engaña pichanga”. El mercado de salud privado en Argentina fue creado por las obras sociales: El 90% del gasto de las obras sociales va a la medicina privada, sólo un 10% va al sistema público”. ENREDACCIÓN entrevistó a Yabkowski, en un aparte de la reunión que este sindicato de médicos y profesionales de la salud realizó en Córdoba. Criticó con dureza al Certificado Único de Salud (CUS) que propone el gobierno del presidente Mauricio Macri.
¿Cómo impacta en el sistema de salud pública?
Primero, el CUS no es algo nuevo ni que nace de un repollo. Es parte de una estrategia que la mayoría de los gobiernos viene llevando desde hace muchísimo años, diría desde la época de (Juan Carlos) Onganía, en que se establecen los hospitales de autogestión; luego y pasa a los planes del Banco Mundial en los ’90 y al decreto de autogestión de (Carlos) Menem. Básicamente se cuestiona el concepto de que salud es un derecho y que las rentas generales sean las que sostengan el sistema público de salud, esto, una salud igual para el pobre que para el rico. Frente a eso, hay otro modelo en el que salud es para quien se lo puede pagar de manera directa o indirecta y cuyo modelo de financiación, es el modelo del aseguramiento. Y como todos los seguros, hay un seguro contra todo riesgo y otra contra terceros. Ese esquema de aseguramiento es el que está en nuestra obras sociales y el que está en los planes de cobertura parcial y focal del Banco Mundial que se impulsaron en los ’90, del Sumar y el Nacer en los 2000, y que en Argentina es parte de todo un proceso de terminar de transformar el sistema público de salud con lo que se llama subsidio a la oferta. Es decir, poner el dinero de prestadores de alta calidad, gratuitos, de buena hotelería, con profesionales de excelencia, que cubra todo el territorio nacional de manera igualitaria y que el Estado no sea solo garante, sino también el prestador directo a través de su sistema público, y que el sistema privado sea auxiliar, a cambiar todo, y hacer que el Estado se retire como prestador, que los hospitales públicos pasen a ser entes autárquicos, es decir, empresas que se cobran de ese seguro que ahora llaman CUS. Y si no cobra, cierra. como ocurrió en Colombia, donde cerraron 21 hospitales, porque no pudieron competir con el sector privado en el mercado de la salud donde el seguro de salud era el instrumento. Filosóficamente, el CUS, es transformar al sistema público en un sistema autárquico de hospitales de autogestión que van a competir con el sector privado y donde el carné de pobre va a ser la manera de entrar y no el DNI.
¿Cómo funciona el CUS?
Es lo mismo que el Nacer, que el Sumar, que el PRESAL de los ’90. La filosofía del seguro y la privatización tiene más de 50 años en Argentina. El CUS es la etapa macrista de lo que ya venía. Es una ofensiva, pero tiene grandes bases anteriores. Desapareció el plan de médicos comunitarios, ahora es CUS comunitario; desapareció el Remediar, ahora es CUS medicamentos. Desde Nación le dicen a los ministros de Salud de las provincias: “Viste la platita que te venía para el Nacer, para el Sumar, bueno, sino firmas el CUS no te va a venir nada, vamos a unificar todos los programas”.
“La privatización a través de estos sistemas como el CUS, son un recorte real a la atención de salud”
El gobierno señala que el CUS va a permitir una salud con equidad. ¿Qué opina sobre ese punto?
-No, al contrario, va a profundizar la inequidad. En Argentina, hay una tensión desde que el hospital de beneficencia se transforma en hospital público y desde que Carrillo plantea la universalidad y forma hospitales de alta calidad y simbólicamente Evita muere en un hospital público, no en la clínica Otamendi. esa simbología de hospital público se contrapone con algo que también viene de la tradición peronista, que es armar un seguro, que es la obra social, para que el pobre en lugar de tener un hospital público de excelencia, acceda a la medicina privada. Un sistema de seguro para que el trabajador llegue a la medicina de los ricos. ¿Qué pasa ahora? Con el CUS se sanciona la fragmentación del sistema de salud en Argentina y de la salud en tres velocidades: la salud de los pobres, la salud de los que tienen trabajo en blanco y la salud de los que se la pueden pagar del bolsillo. El CUS profundiza la ya existente inequidad del sistema y destruye al hospital y la salud pública, al limitar, acotar y meter a esta institución, como garante último, en el sistema de recupero. Sucede que de alguna manera autoriza, que si algunas prestaciones no son rentables, empezás a sacar prestaciones. Van a empezar a dejar las prestaciones rentables, que no necesariamente garantizan la atención de salud y la universalidad. Esas perspectiva que tiene el CUS metida en su ADN, es la de liquidar al sector público como prestador y como líder en muchas áreas, como accidentología, y pediatría. Además establece la fragmentación de la discusión salarial, porque el salario base va a tener cada vez menos importancia y va a ser reemplazado por un salario base mínimo más lo que se perciba por el seguro.
¿Cuánto cuesta la atención por paciente en los distintos sub-sistemas?
Un paciente de una prepaga, con más de 75 años, tiene un costo medio del seguro individual de alrededor de 9000 pesos mensuales, lo que da 108.000 mil pesos al año. Eso le cuesta a OSDE o prepagas similares tener un afiliado de consumo alto. Si quién financia es una obras social, ese costo per cápita baja a la tercera parte y si es la más pobre de todas, que es PROFE, que es el sistema que cubre teóricamente con prestaciones a las pensiones no contributivas, es de 9 mil pesos al año, es decir la decima parte de lo que gasta una prepaga comercial. Mientras que el presupuesto del sector público alcanza al 2,5% del PBI para atender a 20 millones de personas. Esto significa, que el sector público con un presupuesto que es el 20% del gasto en salud está cubriendo a 20 millones de personas en todo el país. Hay que admitir que es el más eficiente de todos. Eso es lo que se ve en la comparativa de eficiencia del gasto en salud de Canadá con el gasto en salud de Estados Unidos. El gasto de los sistemas universales es alrededor de la tercera parte que el de Estados Unidos, que es el está basado en el seguro privado. Estados Unidos está gastando el 19% del PBI en salud, cuando Inglaterra con un sistema universal gasta el 11%. La media en Canadá está en 1500 dólares mensuales per cápita y en Estados Unidos, pasando los 5000. Hay una diferencia enorme entre el costo de la salud universal y la que propone el aseguramiento privado.
La universalización del sistema público no ha sido una bandera de los gobiernos de los partidos populares en Argentina ¿Por qué?
Los nacionales y populares y los liberales comparten la agenda del seguro y la repuesta está en lo que le dijo Perón a Carrillo en 1947: Unifiquemos la caja, quiero administrar todo, y Perón le dijo, no, yo tengo un compromiso con los muchachos. En 1943, Perón les promete esto y lo dice en el famoso discurso de la inauguración del Hospital Ferroviario en 1954: “Acá venimos a inaugurar un hospital hecho, formado y destinado a los trabajadores, que así se van a sentir como en su propia casa y no van a tener que ir a mendigar la atención en el hospital de beneficencia”. Ése discurso de Perón es paradigmático. Porque Carrillo llegó hasta la mitad y desde ahí, el huevo de la serpiente empezó a crecer con todos los gobiernos hasta el presente. Hoy ha llegado a un punto en el que las obras sociales ya no son un sistema financiador del sistema privado sino que directamente son parte del sistema. Hoy, el sistema de obras sociales, es un actor empresario más del mercado. Eso está pasando y en ese contexto, el sector público queda más ladeado, como el sector que atiende a los pobres.
¿Según su punto de vista, cuál es la situación del hospital público?
En el gobierno anterior (Néstor Kirchner y Cristina Fernández) no logramos grandes avances. Pedimos paritaria nacional de salud y nos dijeron que no; pedimos salarios base de derecho y nos dijeron que no; pedimos una ley de financiamiento para el sistema público y nos dijeron que no; pedimos el 82% móvil para las 13 provincias que tienen cajas jubilatorias transferidas y nos dijeron que no. Lo único que hizo (el ministro, Jorge) Lemus fue continuar con “los no” anteriores, y con algunas cosas empeoradas por el ajuste. Por ejemplo, la caída de algunos programas. Hubo recortes en el plan materno infantil, recortes en el plan de salud sexual y reproductiva, es decir en los programas nacionales. Estamos igual que en el gobierno de los Kirchner, pero un poco peor. Y hemos perdido el 8% del salario real como todos los trabajadores estatales el año pasado.
¿Nadie cuestiona en términos generales a la educación pública, porque la salud pública no tiene el mismo peso en la opinión pública?
Primero, como campo de política de acumulación de capital, la salud es bastante más fuerte e inmediata que la educación. Las leyes de mercado, el aseguramiento privado van en ese sentido y es un campo tentador. Se mueve el 10% del PBI, es mucho dinero. Entonces esa es una de las causas. La segunda, es que la política de aseguramiento privado y la vía de movilidad social no era tener un hospital público de excelencia como tienen los ingleses, sino atenderse en las clínicas privadas de los ricos a través de las obras sociales. Esa tensión marca la historia de la sanidad argentina. Lo que pasa, es que en Argentina no hay pleno empleo como en Alemania, donde el aseguramiento de alguna manera tiene un alto grado de universalidad y se convierte fácticamente en un sistema universal. Acá no, tenemos un grado de exclusión muy alto, que a partir de las sucesivas crisis fue aumentando de tamaño, y esa población excluida, que no tiene interés para el sector privado y no es cubierta por las obras sociales, es la que sostiene como usuarios, al hospital público. Por eso no lo pueden cerrar, porque hay todo un sector de la población que depende de ese sistema y como ese sector social no es rentable, sigue. Así, la crema de la rentabilidad queda para el sector privado.
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