En noviembre, el precio de la carne creció por encima del resto de los rubros que componen “alimentos y bebidas no alcohólicas” y tensionó el Índice de Precios al Consumidor (IPC), impidiendo una reducción mayor (la inflación de noviembre fue 1 punto porcentual menor a la de octubre y septiembre de 2021: 2,5% versus 3,5%). Cabe señalar que “alimentos y bebidas no alcohólicas” tiene una incidencia aproximada del 25% sobre el nivel general del índice de precios.
Durante el undécimo mes del año, la carne tuvo un incremento de 7,3% (frente al 2,1% del nivel general de la categoría “alimentos y bebidas no alcohólicas”, un +4,8pp.). Por cortes, el asado tuvo una suba de 12,7%, la carne picada de 11,4%, la paleta de 8,3%, el cuadril de 8,1% y la nalga de 8%.
Según se puede observar, el precio de la carne vacuna escapa al comportamiento de los precios en general, lo que revela la existencia de factores ajenos a la dinámica del conjunto.
En ese sentido, aparecen como motivos de esta situación, entre otros, el “enganche” con los precios internacionales y la demanda de China de cortes de todo tipo (el precio externo es superior al interior y en dólares); la puja distributiva (apropiación de renta vía precios en desmedro de otros sectores), donde inciden las prácticas cartelizadas de frigoríficos y consignatarios de hacienda; y el uso de la hacienda como reserva de valor (tanto por tenencia como por aumento de precios para pasar la diferencia a dólares).
VER La inflación bajó 1 punto y fue de 2,5% durante noviembre.
La carne se incrementó 48,1% desde diciembre de 2020, casi 3 pp. por encima del 45,4% del nivel general de precios. Mientras que aumentó un 68,7% desde noviembre de 2020 frente a un 51,2% de la inflación interanual (+17,5 pp.).
Es decir, que si bien en los 11 meses de 2021 estuvo más cerca del nivel general de los precios que en la medición interanual, siguió siendo un factor distorsivo. A su vez, la comparación de “los 11 meses de 2021” versus “los 12 meses de la medición interanual”, muestra que las medidas de restricción de exportaciones tomadas después de mitad de año tuvieron éxito en reducir la dinámica alcista. Sin embargo, el relajamiento posterior de las mismas, abrió espacio a las remarcaciones que se vieron en noviembre.
Para ver el comportamiento del mercado de la carne, es interesante analizar su evolución en relación a otros segmentos de la categoría “alimentos y bebidas no alcohólicas” desde noviembre del año anterior. Allí se puede ver que supera a todos los rubros y al nivel general:
-Nivel General: 52,1%.
-Carne: 68,7%.
-Café, té, yerba, y cacao: 62,1%.
-Leche: 56,5%.
-Aceite, grasas y mantecas: 55%.
En lo que va de 2021, el incremento de la carne, en cambio, fue superado por tres rubros (aquí se observa la incidencia de la restricción de exportaciones, que desenganchó, al menos de modo parcial, a la carne de su valor internacional). El detalle es el siguiente:
-Nivel General: 45,4%.
-Carne: 48,1%.
-Café, té, yerba, y cacao: 58,5%.
-Leche: 56%.
-Aceite, grasas y mantecas: 53,3%.
En el Monitor del CEPA (Centro de Economía Política Argentina), correspondiente al mes de septiembre de 2021, se explicitan una serie de razones, que siguen vigentes, por las cuales el precio de la carne aparece en alza.
Las razones señaladas por CEPA son las siguientes:
1) El aumento de las exportaciones producto de la mayor demanda por China, que convierte a la carne en un cuasi commodity, atando el precio local al precio exportable. La decisión del Gobierno de Mauricio Macri, en 2016, de eliminar los ROE (Registros de Operaciones de Exportación) que se habían establecido en 2008 con la final en aquel entonces de regular la exportación de productos alimenticios sensibles y para evitar que posibles incrementos en la demanda mundial impactaran de lleno en los precios internos, junto con la aparición de China como principal comprador de carne vacuna, modificaron drásticamente el escenario exportador generando un incremento sensible de los volúmenes exportados de carne vacuna argentina. La demanda china representa en la actualidad el 75% de las exportaciones de nuestro país. Entre 2010 y 2016 el promedio mensual de exportación de carne vacuna osciló entre 15 y 20 mil toneladas. Sin embargo, a partir de 2017 comenzó un muy acelerado crecimiento, llevando el promedio mensual de exportación a 70 mil toneladas mensuales en 2019 y 75 mil en 2020. Adicionalmente, vale mencionar que China compra variados cortes, a diferencia de la demanda histórica del sector en términos de exportación. Los datos de INDEC muestran que en 2019 y 2020, entre el 35% y 40% de las exportaciones a China correspondieron a cortes muy consumidos en la Argentina como nalga, bola de lomo, cuadrada, asado, bife angosto y ancho, peceto, vacío, lomo, cuadril, colita de cuadril y matambre.
Este incremento en el volumen exportado tensiona la política comercial, ya que, por un lado, mejora la balanza comercial proveyendo de una parte de las necesarias divisas que requiere el país, pero, por otro lado, impacta en los precios internos.
2) El crecimiento de las exportaciones se conjugó con un escenario donde nuestro país pasó de 2 animales por cada habitante en 1976 a 1,2 en la actualidad (INTA Balcarce), con 10% menos de tierras dedicadas a la actividad y con límites materiales a la posibilidad de extender la frontera ganadera.
3) A la par, se produjo, en particular en los meses de mayo y junio de 2021, el denominado rulo cárnico o rulo ganadero, un negocio con variantes, pero siempre vinculado a ganar obteniendo un margen producto de la brecha entre el dólar oficial y el blue. Como el beneficio no se relaciona con la exportación de carne en sí, sino con el negocio de la brecha, la demanda de carne para estas operaciones tuvo mucho margen para comprar a precios más elevados, presionando al alza el valor de los cortes. A los efectos de este fenómeno, a lo largo de mayo la Aduana realizó inspecciones en la cadena de la carne y finalmente denunció a 19 frigoríficos por operaciones fraudulentas. La AFIP identificó irregularidades en la inspección en 9 de cada 10 frigoríficos (investigaron 154) y que representan 72% de la faena total de carne vacuna.
4) El aumento del maíz, por tratarse de un insumo utilizado para la ganadería y la producción de leche, huevos y pollos, entre otros productos alimenticios de primera necesidad. Si centramos el análisis en lo ocurrido durante 2020, se observa una muy fuerte aceleración del precio de la tonelada de maíz, que pasó de US$ 119 promedio en el mes de mayo a US$ 222 en promedio en mayo último, es decir, un incremento de más del 86% en dólares. Pero ¿cuál es la incidencia del maíz en el precio de Hacienda? Algunos expertos mencionan que si bien el 70% del ganado que se comercializa pasa por feedlot (donde se utiliza esencialmente maíz), sólo lo hace al final del proceso de engorde (90 días). El precio de la carne se integra, entre otros, por el costo de la vaca, el costo del ternero y el alimento con maíz, por lo que estiman que la incidencia del maíz en el costo de Hacienda alcanzaría valores cercanos al 8% del costo total. Una estimación del sector considera asimismo que, en el hipotético caso de que el maíz fuera gratis, el efecto sobre el precio en carnecería sólo se reduciría entre 3% y 4%. El aumento de precio del maíz sólo “explicaría” el 7,5 pp de los 78 pp de aumento de precios, es decir, sólo el 10% de las variaciones de precio a diciembre último.
5) El aumento de precio de comercialización en Liniers (terneros y novillos como reserva de valor ante la perspectiva de la mayor demanda china y en un contexto de restricciones cambiarias). La intención de dolarizar el excedente llevó, en parte, a que la demanda de novillos y terneros se incrementara, oficiando dicha compra como reserva de valor.
6) Distorsión en la formación de los precios en la cadena de producción y comercialización de carne vacuna producto del accionar de frigoríficos y matarifes con control sobre la misma. La recuperación económica y particularmente de los salarios desde finales de 2020 en adelante fue interpretado por algunos actores económicos como bandera de largada para el aumento de precios. El precio es el mecanismo de transferencia de ingresos por excelencia por lo que este comportamiento, que podría encuadrarse en lo que se denomina puja distributiva, se orienta a mejorar niveles de rentabilidad. La dinámica de los precios de la carne en mostrador pareciera estar vinculada al aumento del precio del novillo en Liniers, bajo la excusa del incremento del precio del maíz (al que algunos le incorporan costos de transporte e impuestos), pero donde la ventana de oportunidad que ofrece los meses de incrementos nominales de los ingresos populares “habilitan” a incrementos muy superiores a los costos mencionados, es decir, lisa y llana distorsión en la formación de precios. En un mercado muy poco transparente, un puñado de frigoríficos y consignatarios de hacienda (Alzaga Unzué y Cia, Colombo y Colombo (y Colombo y Magliano), Madelan, Monasterio y Sáenz Valiente, y Bullrich y Cia.) cuentan con poder de fuego para determinar el precio, aprovechando que, si bien es cierto que la mayor parte de las operaciones no pasan por el Mercado de Liniers, no es menos cierto que las operaciones allí realizadas siguen siendo referencia.
VER INFORME DE CEPA.
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