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Héctor Recalde: “Bajó el consumo de leche y subió el de champagne francés”

El diputado nacional y abogado laboralista, Héctor Recalde.

La Pampa
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En un nuevo programa de Diálogos Compartidos, sin Intermediarios, que se transmite a través de internet por Radio LyF, el Secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza, Eduardo Brandolín, entrevistó al abogado laboralista y diputado nacional Héctor Recalde.

Eduardo Brandolín: —Hoy tengo el placer de dialogar con el mejor abogado laboralista de Argentina. Hemos estado muchas veces juntos, por supuesto: yo pidiendo asesoramiento (risas). Cada vez que voy a su estudio, Recalde, me llama la atención una máquina expendedora de boletos. Siempre me pregunté qué era.

Héctor Recalde: —Una boletera, porque mi padre era colectivero y yo lo acompañaba. Hace muchísimos años los colectivos tenían una entrada para el chofer sobre la izquierda con una escalerita, de dos o tres peldaños, que se llamaba “pozo” en la jerga. Yo iba en el “pozo” dando las vueltas con mi padre.

Brandolín: —¿Por qué la abogacía?

Recalde: —Es una cosa de muy pequeño. Pensé que con la abogacía iba a tener mejores herramientas contra la injusticia. No fue del todo así, pero algunas herramientas hay. En sexto grado de la escuela primaria ya me había resuelto.

Brandolín: —Me quedó muy grabado de toda su trayectoria cuando Saúl Ubaldini era Secretario General de la CGT. Yo era muy joven en aquella época.

Recalde: —Yo también, ¿eh? (risas).

Brandolín: —Saúl era nuestro ídolo. Recuerdo un día que estábamos haciendo un curso en González Catán. Yo digo que más que cursos eran adoctrinamientos. Nos bajaban línea terriblemente, eran otras épocas. Yo era del Sindicato Regional en la CGT y el representante del Sindicato de Luz y Fuerza era Aldo Serrano.

Recalde: —Aldo Serrano, claro. Uno de “los cinco jóvenes brillantes”.

Brandolín: —Era mi Secretario General. En ese curso lo conocí a Saúl. Tuvimos una charla brillante, bueno: él lo era. Me gustaría que hable un poco sobre él.

El diputado nacional y abogado laboralista, Héctor Recalde.

Recalde: —Trabajé muy pegado a Saúl. No solamente era el abogado, sino que éramos amigos. Era de costumbres muy austeras. Fíjese lo que es el destino: acá mismo en la Cámara de Diputados yo era su asesor y él termina el mandato en 2005 y yo asumo en ese año. Era un hombre muy informado: se levantaba temprano y leía todos los diarios. Tenía una especialidad en la Segunda Guerra Mundial. Era un gran conocedor de su historia.

Brandolín: —Sí, recuerdo que nos dio una clase. Del tema que uno le preguntaba, sabía. Creo que fue uno de los más grandes dirigentes del movimiento obrero.

Recalde: —Sin duda. Fue una época importante porque pasaron hitos muy importantes. Uno de ellos habría que reivindicarlo más: la Semana Santa del ’87, cuando Rico quiere dar el golpe. La CGT y las 62 organizaciones, lo mismo que el PJ, van en apoyo de Alfonsín. Incluso, el domingo se reúne el Consejo Directivo de la CGT y yo tengo el privilegio de redactar la resolución. Por primera y única vez del movimiento obrero la CGT declara, en el supuesto de que continuará el golpe, un paro general por tiempo indeterminado en defensa del gobierno radical de Alfonsín. Fue muy importante que el movimiento obrero defendiera la institucionalidad y la democracia frente al golpe.

Brandolín: —¿Qué quedó de eso doctor?

Recalde: —”Dónde estarán, dónde habrán ido” dice el tango (risas). Creo que estamos pasando por una crisis dirigencial profunda. Y en el caso del movimiento obrero, que haya un triunvirato en la CGT significa que la cúpula dirigencial está dividida. Los trabajadores no: cuando llega el momento de un conflicto, de una reivindicación de un derecho, están todos juntos. Es terrible esto de que vayan los trabajadores al establecimiento y encuentren la puerta cerrada. Es una falta de respeto a la dignidad humana. Voy a  presentar un proyecto de ley que sancione esa conducta del empleador. Ni hablar del vaciamiento. Es un gesto de autoritarismo al que hay que poner límite.

Brandolín: —Yo recuerdo en unas de las visitas a su estudio que me regaló una pila de libros. Entre ellos estaba uno que se llama la Tercera Década Infame.

Recalde: —Sí. La primera es la del ’30, la segunda es la dictadura cívico-militar y la tercera, el neoliberalismo de los ’90. Con amplitud, porque empezó en 1989 y terminó en 2002: la Tercera Década Infame.

Brandolín: —¿Estamos empezando otra?

Recalde: —No lo había caracterizado, pero podría ser la cuarta ésta. No lo había pensado.

Brandolín:  —¿Por qué nos pasó esto? Si nosotros ya vivimos la experiencia del neoliberalismo.

Recalde: —Hubo errores nuestros, hablo del Frente para la Victoria. Pero, fundamentalmente, el engaño: el nombre “Cambiemos”. Nadie piensa que va cambiar para mal. Yo hablo del fraude pre-electoral. Lo hablé con Cristina y ella está hablando de estafa electoral. Ustedes los trabajadores lo saben mejor que nadie. El impuesto a las ganancias, por ejemplo. El pecado no es creer, es mentir. No pecó el compañero que votó a Macri porque pensaba que el impuesto a las ganancias desaparecía. Lo que desapareció, fíjese la contracara, es el impuesto a la riqueza. No se paga más impuesto a los bienes personales. Lo que bajó es el consumo de leche y subió el consumo de champagne francés, por eso decimos que es un gobierno para ricos y lo podemos caracterizar. En número redondos, advertimos que en 2016, el sector alto recibió 290.000 millones de pesos y el sector bajo, 35.000.

El pecado no es creer, es mentir. No pecó el compañero que votó a Macri porque pensaba que el impuesto a las ganancias desaparecía. Lo que desapareció, fíjese la contracara, es el impuesto a la riqueza. No se paga más impuesto a los bienes personales.

Brandolín:—¿Cómo se sintió cuando Macri dijo lo que dijo de usted, lo de las mafias laborales?

Recalde: —Yo había hecho una denuncia contra Macri en la OIT por la falta de respeto a la separación de poder, el acoso a los jueces de trabajo. Cuando vuelvo a Ezeiza me cuentan esto de la mafia. Me asombró. Tengo mil respuestas para darle, pero ya está. Va tener sanción en las urnas todo esto, en la medida que lo militemos, ¿no? Porque hay que pasar la barrera de la desinformación mediática.

Brandolín:—¿Ese es uno de los temas que más preocupa. Cómo los medios hegemónicos le van metiendo la cabeza de la gente, parecería que está todo bien.

Recalde: —Eso se cura con militancia.

Brandolín:—Ayer tomamos un taxi, y el taxista empezó a hablar mal de la dirigencia gremial y de la participación obrera. ¡Un trabajador! Tenemos una sociedad confundida. Desde el punto de vista de un abogado cercano al movimiento obrero, ¿cómo revertimos esto para que la sociedad empiece a tener un pensamiento más cercano a la realidad de los trabajadores?

Recalde: —Con militancia, que significa esfuerzo personal en el diálogo con todas las personas, no solamente con los que piensan igual. Pero amablemente. La pregunta es “¿Cómo vivías antes de cómo vivís ahora?”, por ejemplo. Ese es el principio de primacía de la realidad.  Decir: “¿Te acordás que te prometieron esto?, ¿te cumplieron o no?, ¿tenés empleo o no?”.¿Y cuánto perdió el poder activo del salario? Si los convenios se habrán firmado en el 2016 con un promedio del 32% como mucho, y la inflación fue de 40 o 41%. Y ahora están poniendo techos a las paritarias.

¿Y cuánto perdió el poder activo del salario? Si los convenios se habrán firmado en el 2016 con un promedio del 32% como mucho, y la inflación fue de 40 o 41%. Y ahora están poniendo techos a las paritarias.

Héctor Recalde.

Brandolín:—En octubre tenemos una oportunidad.

Recalde: —Este es el momento donde el pueblo puede poner un límite a este plan antipopular. Otra vez vino una misión del FMI, ¡el endeudamiento feroz que están haciendo! En un año y medio se endeudaron el doble de lo que se endeudó la dictadura cívico-militar del ’76 al ’83. Tendremos defectos, seguro. Falencias, seguro. Pero siempre nos equivocamos del mismo lado. Estos también se equivocan del mismo lado, pero es el otro.

Brandolín:—Doctor, haga de cuenta que tiene seis mil laburantes, que son los míos, delante suyo. ¿Qué les diría para producir el cambio?

Recalde: —Primero, cantaría la marcha y diría “Todos unidos triunfaremos”. Esa es la premisa. Y después, no bajar las banderas, tener templanza y constancia, y no soslayar ninguna injusticia. Es muy importante que participen los trabajadores. Ustedes los de Luz y Fuerza son tal vez el gremio que más peleó por la participación de los trabajadores. Y Perón decía: “Cuánto más participa el hombre en la cosa pública, mejor son los resultados”. Esto vale también para la actividad sindical. A los seis mil compañeros, un gran abrazo fraterno.

El programa puede sintonizarse todos los jueves a las 12 en www.radiolyf.com

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