Esta semana recibimos la noticia del fallecimiento de José “Pepe” Mujica, ex presidente de Uruguay y figura emblemática de la política latinoamericana. Falleció a sus casi 90 años en su chacra de Rincón del Cerro, en Montevideo, el lugar donde siempre eligió vivir con humildad y coherencia.
Mujica desafió a los sistemas de poder establecidos, denunció las injusticias y defendió con firmeza a los sectores más vulnerables. Su legado político y humano está profundamente marcado por la coherencia entre su decir y su hacer. Fue preso político, legislador, presidente, pero sobre todo, un militante. Hasta el final de sus días apostó por la construcción colectiva, promoviendo el diálogo y asegurando la renovación de su espacio, el «Frente Amplio» con nuevas generaciones comprometidas.
Mujica enseñó que la militancia es una forma de vivir. Por eso su figura resuena con tanta fuerza en la sociedad, y entre quienes construimos desde la organización sindical. Supo, como tantos trabajadores organizados, que los logros no son individuales, sino fruto de la lucha compartida.
Una de sus frases célebres: “Triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”, resume un espíritu arraigado también en la militancia sindical: la convicción de no rendirse, de reconstruir desde las caídas, de sostenerse unos a otros cuando las fuerzas parecen desgastadas.
En estos tiempos difíciles para nuestro país, donde la fragmentación social amenaza con debilitarnos, es más necesario que nunca mirar el ejemplo de Mujica. Él nos recuerda que la salida está en la solidaridad, en las redes que tejemos día a día, en el compañerismo, en la capacidad de pensar más allá de uno mismo. Esa es también la esencia de nuestro sindicato: luchar codo a codo, convencidos de que otro mundo es posible, si lo construimos entre todos y todas.
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