El virus del papiloma humano, conocido como VPH o HPV en inglés, afecta cada año a más de 72 mil mujeres en la región de las Américas. De todas ellas, casi la mitad fallecen y, según las previsiones del Organización Mundial de la Salud, si se mantienen las tendencias actuales, el número de muertes en la región aumentaría en un 45 por ciento para 2030.
Atendiendo al pedido de la OMS de “poner fin al cáncer cérvicouterino”, un equipo del CONICET diseñó una estrategia de bajo costo para reducir la mortalidad e incidencia de esta enfermedad, a través del envío de mensajes de texto a mujeres que hayan dado positivo en el test de VPH.
PROYECTO ATICA
A diferencia de otros tipos de cáncer, el cervicouterino es absolutamente prevenible: a través de la realización de un test de tamizaje para detectar lesiones precancerosas, y el tratamiento de dichas lesiones, podría erradicarse.
Con esa evidencia, desde hace años, la investigadora del CONICET y del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES, Silvina Arrossi desarrolla junto a su equipo distintos proyectos que buscan asegurar el acceso de las mujeres al tamizaje para reducir así la incidencia de esta enfermedad en la población. En este sentido, publicó recientemente un trabajo en
Arrossi acaba de publicar los resultados del proyecto ATICA en The Lancet Regional Health Américas. Allí detalla esta iniciativa implementada en la provincia de Jujuy, para evaluar la efectividad de una intervención basada en las TICS (Tecnologías de la información y la comunicación). Se trata del envío de un SMS, a través de telefonía celular, que aumente el acceso al Pap de triaje de las mujeres que hayan obtenido un resultado positivo a partir de la autotoma del test de VPH.
El test de VPH es una tecnología que reemplaza al Papanicolau, altamente sensible, y permite detectar lesiones precancerosas sin que las mujeres deban recurrir a un consultorio ginecológico, ya que puede realizarse a través de una autotoma. Arrossi está involucrada desde hace más de una década en el diseño de una política pública para prevenir esta enfermedad a través de la implementación masiva de este test.
“A partir de la introducción del test de VPH como tamizaje primario para prevenir el cáncer cervicouterino, que llevó a cabo la Argentina a través de un proyecto demostración Jujuy entre los años 2012 y 2014, también se introdujo la autotoma del test de VPH: es decir que las mujeres pueden tomar la muestra por sí mismas”, indica la científica.
CON AUTOTEST, MÁS ACCESO
Para evaluar la efectividad de la autotoma del Test de VPH y aumentar la realización de tamizaje entre mujeres socialmente vulnerables, se llevó a cabo el Estudio Ema, que demostró que ofrecida por los agentes sanitarios en rondas, las mujeres tenían cuatro veces más acceso al tamizaje del cáncer cérvicouterino,
A partir de entonces, el uso de la autotoma del Test de VPH se ha incorporado en siete provincias: Jujuy, Misiones, Catamarca, Tucumán, Chaco, Entre Rios y también en jurisdicciones de la provincia de Buenos Aires, como La Matanza, Ituzaingó y Florencio Varela. “Lo que también observamos fue que si bien con la autotoma había mucho éxito en el acceso al tamizaje, era difícil que las mujeres después accedieran al segundo paso, que es para las mujeres que dan positivas: hacerse un Pap de triaje para saber si además de ser VPH positiva tienen una lesión precancerosa que hay que tratar”, explica Arrossi.
Para avisarle a las mujeres que son VPH positivas que vayan al centro de salud a hacerse un Pap sin sobrecargar al personal de salud, surgió la idea de los SMS. “Decidimos implementar esa estrategia y evaluar si era viable y efectivo que las mujeres recibieran los mensajes a través de teléfonos validados, y si aceptarían esa comunicación desde el sistema de salud a través de los mensajes de texto”.
El resultado, que acaba de publicarse en The Lancet, fue contundente: el envío de los mensajes de texto fue efectivo para aumentar la adherencia de las mujeres VPH positivas al pap de triaje, y así favorecer la continuidad de la línea de cuidado. De este modo, quedó demostrado que la estrategia de bajo costo, implementada en el estudio ATICA, de envío de SMS a las mujeres, disminuyó las barreras de acceso a un diagnóstico temprano: las mujeres que recibieron los mensajes de texto tuvieron un 30 por ciento más de probabilidad de tener el Pap de triage que las mujeres que no recibieron los mensajes.
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