“Hola Cordóba, hola Aryentina. Muchas gracias. And that’s all the spanish I know. Are you ready?” (“Eso es todo el español que sé, ¿están listos?”), fueron sus palabras para el encuentro más esperado. Eran las 21.30. Luego siguieron, durante una hora y media, sus clásicos, esos que atraviesan generaciones y el estadio habituado a que ruede una pelota de fútbol y los canticos de su hinchada, se transformó en el mágico escenario de uno de los íconos vivientes del pop. El show formó parte de la gira latinoamericana de “Not dead yeat” (“no estoy muerto aún”), la frase con la que él tituló su autobiografía de 2016.
Vestido de negro, con zapatillas deportivas y acompañado de una banda numerosa, en la que se destaca otra leyenda, en este caso del bajo, Leland Sklar, y un coro que logró momentos impresionantes, el ex líder de Genesis brindó un show a la altura de su nombre e inolvidable para los miles que estuvieron allí y que alguna vez llegaron a creer que se irían de este mundo sin verlo en vivo. Previamente, actuó The Pretenders, que realizó una sólida presentación. El sonido fue nítido en todos los rincones del estadio.
La noche de Phil Collins en Córdoba será recordada durante muchísimo tiempo y seguramente figurará en la selección de los grandes acontecimientos de esta ciudad.
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