Cuando se educa desde la diversidad, teniendo en cuenta todos los aspectos psico-sociales que hacen a la vida cotidiana del ser humano contemporáneo, las diferencias pasan a otro plano.
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Dentro de la diversidad del mundo que habitamos, existen personas que se pueden sentir excluidas, sobre todo cuando se imponen barreras físicas o sociales. Una barrera es algo que impide o dificulta a una persona realizar determinada tarea o actividad. Existen diversas formas de evitarlas: una es directamente quedarse en casa, no salir, rechazar todas las invitaciones, decirle que no a todo; otra es luchar por nuestros derechos, plantearse metas y alcanzarlas como sea, bancarse el qué dirán, soportar miradas y tratos y seguir adelante. Pedir ayuda, dejarse ayudar, no sólo observar desde afuera, si no ofrecer ayuda. Ser solidarios es una forma de hacer que esas barreras sean un poco menos severas.
Incluir no es ser solidarios, tampoco es hacer las cosas por uno ni para otro; es, en cambio, hacerlas con el otro y aceptar que el otro puede pensar, actuar, hablar, caminar, ver, oír y sentir de un modo diferente. Es también ser abiertos y, de cierto modo, ponerse en el lugar del otro, aunque esto sea físicamente imposible. Desde el punto de vista de la psicopedagogía, incluir es el modo a través del cual se le da una respuesta a la diversidad. Encontrar formas creativas para dar esas respuestas, está en cada uno.
Incluir no es ser solidarios, tampoco es hacer las cosas por uno ni para otro; es, en cambio, hacerlas con el otro y aceptar que el otro puede pensar, actuar, hablar, caminar, ver, oír y sentir de un modo diferente.
TODO UN DESAFÍO
Más allá de lo que hay o no en cada ser, tenemos el desafío de enseñar a complementar, a unir, enseñar al otro a buscar entre las diferencias para encontrar las personas que nos completan, nos sacan de lo cotidiano y nos llevan a otro nivel en donde la educación inclusiva se encuentra con los derechos y, juntos, se enfrentan con nuestro pensamiento. Y nos damos cuenta que todos somos lo que somos gracias a que pensamos y actuamos de manera diferente, somos diversos.
Eliminar los miedos y prejuicios que existen en el ámbito educativo sobre la discapacidad, no crear un fantasma en torno a ella, sin generar rechazo en los alumnos, sino más bien aceptarla y enseñarles lo diverso que es el mundo, es el primer paso hacia la inclusión plena de toda persona en el ámbito que elija para desenvolverse.
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