El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) rechazó la opción de dolarización por considerarla un “recurso facilista para reunir consensos en torno al camino de licuación salarial” que, según las opciones de conversión elegidas, podría representar una pérdida del poder adquisitivo del 68% al 98%. Según la receta elegida, la conversión iría desde un mínimo de 705 pesos por dólar a un máximo de 9.880 pesos por cada unidad de la divisa estadounidense.
“La dolarización no resuelve la raíz estructural de los desequilibrios macroeconómicos en Argentina, sino que elimina la moneda propia, ajusta drásticamente el déficit fiscal (con lógico impacto en partidas sociales) y licúa salarios, abandonando la opción productiva”, sostuvo la entidad dirigida por Hernán Letcher.
El CEPA catalogó a la dolarización como “un cambio de ordenamiento profundo para virar hacia una economía para unos pocos”, con dos etapas: “el ajuste inicial (esencialmente una reducción de la participación de los salarios en la economía) y las limitaciones posteriores derivadas del corset dolarizador”.
Asimismo, recordó la participación del diputado Javier Milei el 18 de abril en el Foro Llao Llao, en el que reiteró su propuesta de dolarización al sostener que “lejos de traer problemas, trae muchas soluciones” y su principal beneficio “es terminar para siempre con la inflación”.
“En el contexto actual (y recurrente en la economía argentina) de escasez de dólares, la dolarización implicaría una mega devaluación para reemplazar los pesos existentes con los dólares que tiene en forma neta el BCRA”, advirtió.
Al respecto, consideró las diferentes opciones de conversión de pesos a dólares, que en todos los casos “supone un gran ajuste en el valor del tipo de cambio”, con impacto directo “en salarios e ingresos de la población”.
De esas opciones, surgen cuatro escenarios de devaluación:
-Si se opta por reemplazar a la Base Monetaria ($ 5.15 billones) con respaldo de las reservas netas del Banco Central (US$ 1.800 millones), el tipo de cambio resultante sería un dólar a $ 2.860.
-Si en ese reemplazo se la suma a la Base Monetaria los pasivos remunerados (leliqs, notaliqs y pases pasivos, unos $ 12,64 billones), el valor ascendería a $ 9.880 por dólar.
-En caso de canjear la Base Monetaria por las reservas netas más la liquidación de otros activos del Banco Central (títulos públicos, letras intransferibles y adelantos al Tesoro, equivalentes a US$ 5.500 millones), resultaría una paridad de $ 705 por dólar.
-Por último, si se le suma a la Base Monetaria los pasivos remunerados, el tipo de cambio necesario para concretar la dolarización sería de $ 2.430 por dólar.
De cada una de esas opciones resultan diferentes niveles salariales en dólares, tomando para el cálculo un salario bruto promedio del sector privado de $276.375, equivalente a uno neto de $187.900 u 840 dólares a un tipo de cambio oficial de $ 224.
La opción más benévola, la de un dólar a $ 705, implicaría reducir ese nivel salarial a US$ 266, con una caída del 68% respecto de su valor actual.
En los otros tres casos, la licuación salarial sería aún mayor: con una conversión a $ 2.430, el salario caería a US$ 77 (90% de pérdida); si el tipo de cambio es el de $2.860, el haber descendería a US$ 66 (-92%) y con uno de $9.880, se reduciría a US$ 19 (-98%).
El CEPA concluyó su análisis asegurando que “la dolarización aparece como recurso facilista para reunir consensos en torno al camino de licuación salarial que, hasta ahora en Argentina, no pudieron lograr de manera definitiva en cada avance neoliberal”.
> Con información de TÉLAM.