El 18 de abril de 1986 es electo Rector de la UNC el arquitecto Luis Rébora. La Asamblea Universitaria con el voto de 147 representantes (sobre 151), elije por primera vez sin proscripciones, ni de adentro ni de afuera de la universidad, con el voto de la totalidad del claustro estudiantil. No se verifico ningún voto en contra.
Habían pasado más de 20 años en la Universidad Nacional de Córdoba sin participación de los profesores y estudiantes en la elección de sus autoridades. Entre 1958 y 1966, durante las presidencias de Arturo Frondizi e Arturo Humberto Illia, en las universidades habían regido principios de gobierno académico autónomo y se habían elegido los rectores y decanos por el voto de los claustros, de profesores, graduados y estudiantes.
La enorme diferencia entre una época y otra, era la existencia o no de proscripciones políticas. En la Argentina del ’55 al ’73 estuvo sistemática y permanentemente proscripto en todos los ámbitos institucionales, públicos y sociales, el peronismo, y una parte de las izquierdas. Esta situación, de una manera o de otra, no solo influía en términos políticos dentro de las universidades, sino que imponía límites jurídico-formales a la participación democrática intrauniversitaria.
En esos veinte años habían transcurrido dos dictaduras sostenidas en la Doctrina de la Seguridad Nacional, y durante la segunda, en el periodo 76/83, había ocurrido un genocidio perpetrado por el Terrorismo de Estado, que había costado 30.000 personas desaparecidas y miles de presos, perseguidos y desterrados y que tuvo a las universidades y específicamente a los estudiantes como uno de sus objetivos principales de exterminio.
En Córdoba, esto último se agravaba, ya que las desapariciones de personas y la acción represiva estatal y para-estatal habían comenzado con anterioridad del inicio de la Dictadura Militar de 1976, a partir del “Navarrazo” del 27 de Febrero de 1974 que destituyo a las autoridades legítimamente elegidas de la Provincia que eran el Gobernador Ricardo Obregón Cano y su Vice, Atilio López.
En esta elección de Rector y vice, no había proscripciones políticas, ni de partidos ni personas. Se habían realizado elecciones generales limpias en 1983 y de ellas había surgido un gobierno legítimamente democrático que gobernaba con respeto a la Constitución Nacional y que trabajosamente iniciaba la construcción democrática que ha llegado hasta nuestros días. En las Universidades Nacionales se había realizado durante los dos años anteriores un periodo de normalización democrática durante el cual se habían recuperado progresivamente espacios de participación y la libertad de expresión. También se habían reincorporado a los estudiantes expulsados y a una parte de los docentes despedidos y exonerados.
En la Sala de las Américas colmada por 2.500 estudiantes era aclamado Rector el “maestro” Rébora.
Llegaba al rectorado un militante que no era miembro del partido de Gobierno. Se posicionaba en el espacio político-cultural progresista, se referenciaba en el pensamiento de izquierda democrática de Lisandro de la Torre, y había militado desde que era estudiante en el Movimiento Reformista. Había sido electo por democráticamente Decano en la Facultad de Arquitectura (en el periodo 1960/1964) y con un fuerte apoyo, desde aquellas épocas, de los sectores de izquierda estudiantil. Un militante del movimiento de derechos humanos que había presidido la Conadep-Cordoba.
Para los estudiantes organizados en la FUC (Federación Universitaria de Córdoba) era un triunfo enorme, al lograr que su propuesta sea elegida por la Asamblea Universitaria, que el partido de Gobierno en la Provincia de Córdoba no pudiera ni siquiera proponer un candidato a la Asamblea y que la derecha que había dirigido la Universidad en los años de la Dictadura se tuviera que tragar un Rector que venía de los derechos humanos, y de la izquierda democrática universitaria.
LA ELECCIÓN
La FUC había diseñado una estrategia para esta Asamblea Universitaria, cuyo eje era conformar listas de Unidad para elegir Consejeros y Consiliarios y proponer un candidato consensuado a Rector.
La FUC había diseñado una estrategia para esta Asamblea Universitaria, cuyo eje era conformar listas de Unidad para elegir Consejeros y Consiliarios y proponer un candidato consensuado a Rector.
Esta estrategia no era mero voluntarismo ni imposición de un grupo mayoritario, sino que era una conclusión compartida por las agrupaciones con más peso electoral durante esos años, por los dirigentes más representativos y se apoyaba en la experiencia que venían desarrollando desde finales de la dictadura y principalmente en el trabajo compartido durante los dos años de “normalización democrática”.
Particularmente, tenía una influencia directa, la acción que habían desarrollado la FUC por la reforma de los Estatutos de la UNC y que tuvo su punto máximo en la huelga de hambre y la enorme movilización estudiantil que la respaldo en noviembre y diciembre de 1985. Producto de ese plan de lucha, que tuvo notoriedad pública en la vida de la ciudad, se termino aprobando un nuevo Estatuto, que tuvo que aceptar el Ministro de Educación de la Nación, que por primera vez no contemplaba mayoría para el claustro docente y otorgaba a los estudiantes una representación más equitativa.
La Lista de Unidad Estudiantil impulsada por la FUC, con una representación plural que integraban las agrupaciones más representativas, gano la totalidad de los Consejeros en las Facultades y al Consejo Superior de la Universidad.
En la misma sintonía política en el claustro de egresados, se conformo una Lista de Unidad que impulsaron la Federación de Profesionales y la Federación Medico Gremial, que obtuvo una amplia mayoría en las facultades y el Concejo Superior.
Desde esa posición de fuerza, las representaciones de estudiantes y egresados propusieron de manera consensuada la candidatura unificada a Rector del arquitecto Luis Rébora y de cicerrector al primer decano de la Facultad de Matemáticas Astronomía y Física, Humberto Alagia
La Elección de Rébora y Alagia marcó el inicio de la autonomía y cogobierno que llega a nuestros días y la puesta en práctica de los principios de la Reforma del ’18.
Tres ejes guiaron su gestión: La democratización de la enseñanza mediante la apertura y libertad de expresión, luego de años de oscurantismo y represión ideológica dictatorial, poniendo en funcionamiento el acceso a la cátedra universitaria por concursos libres de oposición y antecedentes con control estudiantil; el desarrollo y fortalecimiento de la investigación a través de la creación de la Secretaria de Ciencia y Tecnología con el impulso decidido del vicerrector Alagia; y el despliegue de una amplio plan de extensión universitaria con programas de vinculación con la sociedad y los barrios.
Si hay un hecho que expresa en toda su dimensión ese momento de la universidad, fue la activa y comprometida acción en defensa de la democracia y contra el levantamiento militar carapintada de Semana Santa de 1987. Los estudiantes con su rector “a la cabeza” mantuvieron ocupadas todas las facultades y se movilizaron masivamente por las calles de la ciudad.
Expresando el espíritu de la Reforma, la Universidad y sus estudiantes, actuaron fieles al compromiso con su tiempo y la sociedad.
* Carlos Vicente es abogado y fue Pro Secretario General de la UNC durante el Rectorado de Luis Rébora.
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