Una PyME quesera podría ahorrar más del 30% de lo gastado en combustibles fósiles si utilizara energía solar térmica en los procesos en los que necesita calentar agua. Los datos surgen de un estudio realizado este año por Milagros Carrillo y Khiara Marozzi, tesistas de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Córdoba, con la supervisión del ingeniero Guillermo Garrido, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI-Córdoba) y Luis Molinari de la Cámara de Industrias Eléctricas de Córdoba (CaIEC).
Según el Balance Energético Nacional, más del 40% de la energía térmica es utilizada por el sector industrial. De ese total, más del 80% es generada a partir de gas natural. En el interior de la provincia de Córdoba, existe una enorme cantidad de industrias, sobre todo Pymes, sin acceso a la red de gas. Este panorama, sumado a la tendencia creciente en el costo de los combustibles fósiles, constituyen las principales justificaciones para el proyecto desarrollado.
El estudio se realizó sobre la empresa La Varense, una PyME que fabrica quesos y que tiene su sede en la localidad de Pozo del Molle, en el interior de la provincia de Córdoba.
A partir de los resultados se elaboró y presentó a la empresa una propuesta, consistente en montar tres módulos de Sistemas Solares Térmicos (SST), para abastecer de agua caliente de baja temperatura (<100°C) a uno de los sistemas de limpieza in situ (CIP), a los grifos para limpieza manual y al precalentamiento de la caldera.
Cada SST está conformado por cuatro sub-sistemas:
-Captación: 140 m2 (70 colectores solares conectados);
-Acumulación: depósito de agua caliente de 10.000 litros;
-Circuito primario y secundario: tuberías, bombas, vaso expansión, etc.;
-Control y seguridad: elementos de seguridad.
Con la instalación de los tres SST se obtiene un aporte solar del 32% (promedio anual) de la demanda energética de estos tres consumos de la fábrica. La inversión es de montos razonables para este tipo de industria y podría hacerse por etapas.
Bajo las condiciones analizadas, el proyecto es viable tanto técnica como económicamente. Con una rentabilidad de 21% anual, se recupera la inversión en poco menos de ocho años. Aunque corresponde aclarar que la rentabilidad exacta estará ligada a la tasa a la cual se consiga financiar la inversión y al costo que tenga el combustible sustituido con el paso del tiempo.
Además de la importante vida útil de la instalación (se estima entre 20-30 años), hay que tener en cuenta que los costos operativos son bajos, por lo que una vez recuperada la inversión se dispondría de más de 20 años de energía térmica a costo cero, produciendo un ahorro en los gastos de combustible superior al 30% anual.
Otros de los beneficios no cuantificados en el informe, son disminución de la logística de abastecimiento de combustibles, certezas en el largo plazo sobre la disponibilidad de combustibles, y la reducción de emisiones contaminantes (locales y globales).
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