En un trabajo publicado ayer en la revista Science, científicos del CONICET en colaboración con colegas de Suiza, identificaron por primera vez que el polen secreta unas proteínas que le ayudan al crecimiento de su tubo polínico, estructura que del mismo grano de polen crece para alcanzar al óvulo de la flor y depositar las gametas -celulas reproductivas- para que haya una fertilización con éxito.
El grupo de trabajo, dirigido por Jorge Muschietti, investigador principal de Consejo, en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor N. Torres” (INGEBI-CONICET), y Ueli Grossniklaus de la Universidad de Zurich, Suiza, se realizó sobre plantas Arabidopsis thaliana, sobre las cuales pudieron identificar dos proteínas que deben estar presentes para que el tubo polínico crezca de manera adecuada para llevar las gametas al óvulo.
Las investigaciones sobre esta estructura, que fueron iniciadas por Martín Mecchia, becario posdoctoral del CONICET, actualmente en la Fundación Instituto Leloir y uno de los primeros autores de esta publicación, consistieron en deshabilitar genes específicos sobre las plantas y observar lo que ocurría durante el crecimiento del tubo polínico. La conclusión a la que arribaron indicó que las proteínas RALF4 y RALF19 (Rapid Alkalinization Factor) y otra de la familia de las extensinas (LRX), son fundamentales para que el crecimiento del tubo ocurra apropiadamente.
Estas dos proteínas secretan al medio extracelular del tubo polínico y, como explica Muschetti, le indican al propio tubo, “cuánto deben crecer y a qué velocidad lo deben hacer para llegar a tiempo y forma a los óvulos llevando a cabo la doble fertilización”.
Del lado femenino, el gineceo, ocurre un control sobre la calidad del polen, como una monitorización, que en caso de que tenga algún error “arresta” al tubo polínico para que no continúe con el proceso. “Hasta el momento no se tenía conocimiento de que había regulación autócrina durante el crecimiento del tubo polínico. Nos queda por averiguar, dentro de todo el organigrama de interacciones de qué manera estas dos moléculas que son extracelulares transmiten la información hacia el interior del tubo polínico para que vaya adecuando su crecimiento en su camino hacia el óvulo”, explica.
Estudiar esta estructura no es solo interesante desde el punto de vista del estudio de plantas, sino que, como indica el investigador, “otras estructuras, como las hifas de los hongos o los pelos radiculares, que tienen este mismo tipo de crecimiento polar”.
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EL EQUIPO
-Martin A. Mecchia. Becario posdoctoral, INGEBI, actual IIBB-CONICET/ University of Zurich.
-Gorka Santos Fernandez. University of Zurich.
-Nadine N. Duss. University of Zurich, Suiza.
-Sofía C. Somoza. INGEBI.
-Aurélien Boisson-Dernier. University of Cologne, Alemania.
-Valeria Gagliardini. University of Zurich, Suiza.
-Andrea Martínez-Bernardini. University of Zurich, Suiza.
-Tohnyui Ndinyanka Fabrice. University of Zurich, Suiza.
-Christoph Ringli. University of Zurich, Suiza.
-Jorge P. Muschietti. Investigador principal. INGEBI.
-Ueli Grossniklaus. University of Zurich, Suiza.
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