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Análisis

Que la campaña electoral no tape el bosque

Una vista de la reserva San Martín, en la ciudad de Córdoba.

Un dicho popular dice, “que el árbol no nos tape el bosque” para explicar situaciones complejas y amplias, que pretenden ser reducidas en razonamientos simplistas. La actual campaña electoral podría sintetizarse como de apática, de bajo interés ciudadano, carente de debates sobre las cuestiones públicas. Mientras problemas profundos como la protección del bosque nativo, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental de la ciudad quedan invisibilizados en el discurso político, siendo hegemonizado por el marketing.

La defensa del bosque nativo por una multitud de ciudadanos, organizados en coordinadoras, foros, asociaciones y grupos; investigadores, académicos y autodidactas activistas, indica la importancia que el tema  adquiere en el imaginario social de miles de cordobeses y cordobesas.

Córdoba Turismo 2024

En la ciudad de Córdoba (como en muchas ciudades de la Provincia) se institucionalizó un imaginario de “progreso” que niega el Derecho a la Ciudad. Se niega la idea de que la Ciudad debe ser para la vida de sus ciudadanos, siendo un hábitat que posibilite la satisfacción de las necesidades como aire puro, agua potable, alimentación, espacios verdes para la recreación, movilidad y promueva la participación de sus habitantes en la resolución de sus problemáticas. Este ideario, se representa en la mercantilización de la ciudad, en la que el progreso se reduce a construir consumidores, pero no ciudadanos, privatizar  la ciudad y su vida urbana, teniendo como consecuencias (¿no deseadas?) que quienes no consumen quedan afuera, al margen del sistema y la depredación de ecosistemas naturales.

Este imaginario neoliberal se sostiene en la idea ficticia de la existencia infinita de recursos naturales, en la creencia de una naturaleza proveedora a la que se le pueden extraer productos ilimitadamente y que las leyes del mercado harán la mágica distribución. ¿Es  sustentable socio-ambientalmente este imaginario del mundo? La respuesta es no.

Este imaginario neoliberal se sostiene en la idea ficticia de la existencia infinita de recursos naturales, en la creencia de una naturaleza proveedora a la que se le pueden extraer productos ilimitadamente y que las leyes del mercado harán la mágica distribución. ¿Es  sustentable socio-ambientalmente este imaginario del mundo? La respuesta es no.

No hay ninguna ciudad que sea sustentable; pero se pueden lograr mayores índices de sustentabilidad reconociendo la necesidad de contar con lagos y ríos que nos brinden agua para la existencia de toda vida, áreas productivos que provean de alimentos saludables a bajo costo y ecosistemas naturales que brinden desde oxigeno a innumerables servicios tangibles e intangibles que equilibran el ecosistema ambiental del que formamos parte. Las ciudades necesitan de este delicado y complejo sistema productor de vida para sostener la sociedad y su urbanidad.

Un informe del Credit Suisse de enero de 2016, indica  que el 1% de la población mundial tiene la misma riqueza que el 99%  restante, mientras el coeficiente de Gini proporcionado por los datos del INDEC correspondientes al último trimestre del año 2018 indica que el 10% de la población argentina no alcanzo a cubrir los requerimientos alimentarios. Podemos deducir que una pequeña porción de la especie  humana es hiperconsumidora y que se están apropiando de los recursos del planeta en detrimento del resto. Esta crisis que es civilizatoria (más que climática) tiene su representación social a nivel local y sus consecuencias ambientales (con inundaciones, sequías, incendios forestales, basurales, explotación minera, etc.). Simultáneamente al fenómeno de la distribución desigual de recursos, se presenta una campaña electoral de alta desinformación, reducida a publicidades para la venta y compra de “candidatos”… ¿pero qué y cómo  pretende gobernar?

Un informe del Credit Suisse de enero de 2016, indica  que el 1% de la población mundial tiene la misma riqueza que el 99%  restante, mientras el coeficiente de Gini proporcionado por los datos del INDEC correspondientes al último trimestre del año 2018 indica que el 10% de la población argentina no alcanzo a cubrir los requerimientos alimentarios.

Casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes del país se encuentran en situación de pobreza.

La ciudadanía de Córdoba en paralelo  cuenta con  organizaciones sociales que defienden el bosque nativo, que promueven la generación de energías limpias, que crean nuevos emprendimientos compatibles con el monte nativo. La defensa de nuestro bosque, la protección de nuestros recursos hídricos y naturales, es un eje central en la vida de todxs lxs cordobeses, pero el “gran árbol del marketing político” está tapando los problemas del bosque que da sustento a todas las actividades de la vida de nuestra provincia.

Habrá que dilucidar entre quienes ofrecen una visión lineal, que cae en la simplicidad (ficticia) de primero tomar el ambiente natural, poseerlo, extraerle recursos, exprimirle sus riquezas y (en el mejor de los casos) expulsar  a personas a los cinturones de pobreza de las ciudades; luego producir, comercializar, consumir y especular con las finanzas y el mercado inmobiliario; para que finalmente sus excedentes terminen en más dinero en unos pocos y basura en la atmósfera, en los territorios en los que los hiperconsumidores no quieren vivir (como Bouwer, Piedras Blancas, Parque Santa Ana y los barrios de la periferia de la ciudad, sólo por dar algunos ejemplos). Y quienes (tal vez), propongan innovaciones que incluyan a sectores sociales excluidos como: recolectores urbanos, pueblos originarios, productores regionales y locales que planteen alternativas, trabajos verdes, contemplen preservar el bosque nativo y su biodiversidad.

Los candidatos deberán explicitar como protegerán el bosque nativo y un ambiente sano como se contempla constitucionalmente,  los ciudadanos deberemos velar por el derecho a una vida digna y sustentable con garantías y servicios para una vida saludable, deberemos demandar ideas que postulen una sociedad en la que no todo puede ser comprado, ni vendido; deberemos velar por el Derecho a la Ciudad (y la Provincia) con inclusión, en el que se contemple la diversidad cultural, social y ambiental con espacio para la participación de todos y todas; porque más temprano que tarde tenemos que comprender que sin bosque nativo tampoco hay vida sustentable.

Que la campaña electoral no tape el bosque.

* Darío Gómez Pucheta es licenciado en Trabajo Social y Doctor en Administración y Políticas Públicas.

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