Durante los primeros seis meses del gobierno del libertario Javier Milei la fuerte recesión y alta inflación sacaron del mercado a casi 10.000 empresas, plantas de producción, negocios y emprendimientos, que debieron cerrar sus persianas.
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), este colapso afectó principalmente a pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan la mayor parte del tejido productivo del país. Pese a ello, el 70% de los despidos de trabajadores se produjeron en grandes empresas (aquellas con más de 500 trabajadores). En total, se perdieron poco más de 265 mil puestos de trabajo.
El trabajo de CEPA destaca que, entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, la cantidad de empleadores se redujo en 9972, con el 99,5% de los cierres afectando a empresas con menos de 500 trabajadores. A pesar de esto, el 70% de los despidos registrados en el mismo período se concentraron en grandes empresas.
Se perdieron 265.308 puestos de trabajo, una cifra significativamente mayor a la reportada por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que estimó una reducción de 175.700 empleos, esto incluye a los asalariados registrados y trabajadoras domésticas.
Las cámaras empresariales ya habían advertido sobre esta tendencia al subrayar que las pymes evitan la reducción de personal debido a que implica una desinversión difícil de revertir si la situación económica mejora.
Según el informe de CEPA, mientras que las grandes empresas redujeron su plantilla en un 3,90% (186.357 puestos de trabajo), las pymes redujeron su personal en un 1,56%, lo que representó 78.951 puestos menos.
Desde el Observatorio de Industriales Pymes Argentinos (IPA), se argumenta que las grandes empresas tienen más capacidad de reacción en el corto plazo debido a sus mayores recursos y capacidades de predicción, lo que les permite tomar decisiones más rápidamente en tiempos de crisis.
Por otro lado, las pymes, con menos personal disponible, tienen una menor capacidad de reacción. Despedir a empleados capacitados no solo es un proceso costoso, sino que también representa una pérdida de inversión en capital humano que es difícil de revertir.
El análisis de CEPA concluye que a pesar de que las pymes fueron las más afectadas en términos de cierres empresariales, sin embargo, las grandes empresas fueron las principales responsables de la pérdida de empleos registrados.
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