El informe del Observatorio de la Deuda Social, que elabora la Universidad Católica Argentina (UCA), indica que en Argentina, en 2021, el 64,9% de los niños, niñas y adolescentes viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza, y el 14,7% en viviendas con ingresos por debajo de la frontera de la indigencia. Los datos corresponden al trimestre julio-octubre de 2021.
En tanto, el 43,8% de los argentinos se encontraba bajo la línea de la pobreza en el tercer trimestre del año. El dato representa una leve baja respecto de 2020, cuando la pobreza llegó a 44,7%, pero sigue por encima del 39,8% de 2019. Entre julio y octubre de 2021, el 43,8% de las personas eran pobres, mientras el 8,8% eran indigentes. Sin los planes, la pobreza se elevaría de 43,8% a 48,9%, de acuerdo con el estudio.
El director del Observatorio, Agustín Savia, apuntó a que los planes sociales “son fundamentales para evitar que se dispare la indigencia”. Sin estas ayudas ese índice aumentaría del 8,8% al 18%.
“Los efectos que tendría sacar los programas serían muy fuerte desde el punto de vista social. Generar reducciones a los programas tiene efectos muy corrosivos”, dijo Salvia en el informe.
Entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021, la economía acumuló un crecimiento del 10,4%, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Con ese crecimiento la tasa de desocupación bajó al 9,1% en el tercer trimestre de este año desde el 14,2% de igual período del año pasado, informó la UCA.
Dice el trabajo de la UCA que tanto en el 2020, con las restricciones para combatir el Covid 19, como este año, gravitó con fuerza el “efecto desaliento”: desocupados que abandonaron la búsqueda de empleo al ver que disminuían las chances de conseguir trabajo.
La UCA estimó que sin este desaliento, y sin las vacantes que se abrieron por las licencias y suspensiones por Covid-19, la desocupación se habría incrementado a niveles cercanos al 28,5% en 2020 y al 12,5% en 2021.
Los niveles de indigencia se encuentran en valores relativamente similares a los de la prepandemia: la pobreza por ingresos es aún superior a la que se registraba en 2019, cuando llegaba al 39,8%.
En 2021 sólo el 42,1% de la población económicamente activa tenía un empleo pleno de derechos, mientras el 29,6% tenía uno precario, el 19,2% un subempleo inestable y el 9,1% estaba desocupado. Esta situación, unida al efecto de la inflación, hizo que entre 2019 y 2021 el poder adquisitivo del total de los ocupados disminuyera 7,4%.
En 2021, la media de los ingresos mensuales del total de los ocupados fue de $50.534.
Para trabajadores con empleo pleno el ingreso medio fue de $68.973 y para los que tienen un subempleo inestable fue de $18.637.
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