No por probable deja de ser una mala noticia para el gobernador Juan Schiaretti que el villamariense Martín Gill sea candidato a diputado nacional. De todas las opciones que podían darse para la gran batalla peronista, es la más incómoda para el jefe político cordobés.
El presidente Alberto Fernández y la vice, Cristina Fernández de Kirchner, están convencidos de que es necesario un peronista “con cara de peronista cordobés” para garantizar una “buena elección” en el distrito más “macrista” del país. Por eso, Gabriel Katopodis, el ministro de Obras Públicas del gobierno nacional, fue el encargado de transmitirle a Gill, secretario de esa cartera e intendente de Villa María en uso de licencia, el pedido de dos de los tres principales dirigentes del frente peronista. Así pudo corroborarlo este medio de dos fuentes del Ejecutivo nacional.
La respuesta de Schiaretti fue dar vía libre a lo que se sabía desde fines de la semana pasada: el ministro de Industria, Comercio y Minería, Eduardo Accastello, será el compañero de fórmula de Alejandra Vigo en Hacemos por Córdoba, para la cámara alta. Accastello como Gill son, junto a la titular de la Agencia Córdoba Cultura, los principales dirigentes de Villa María, ciudad cabecera del departamento San Martín, un distrito que le ha dado muchas sonrisas al PJ kirchnerista. Ahora, Gill deberá medir fuerzas contra Accastello y Bedano.
Gill dio a conocer oficialmente su aceptación a la postulación a través de Twitter el viernes por la tarde, pero las fuentes consultadas, habían señalado con énfasis el jueves que “Martín no le puede decir que no a Alberto y Cristina y de hecho no lo hizo en las distintas reuniones que tuvo”.
Su perfil de peronista dialoguista, buen gestor y con fluidos contactos con los intendentes del PJ provincial, le quita a Schiaretti la posibilidad de posicionarse como el unico referente de un peronismo moderado, razonan en Casa Rosada sobre las virtudes del villamariense. Su debilidad principal, al menos por ahora, es que no posee un alto nivel de conocimiento, por lo que obliga al frente peronista nacional a suplementar la campaña desde Buenos Aires.
Hace 2 años dijiste que venías a dar vuelta la página de desencuentros con los cordobeses; en estos 18 meses no ha existido un sólo día que no trabajáramos con ese norte. Agradezco la confianza de @alferdez para encabezar la lista de diputados por el @FrenteDeTodos pic.twitter.com/nR33cnQxrO
— Martín Gill (@martinrgill) July 23, 2021
“Habrá una campaña muy fuerte, con una apuesta nacional importante. El gobierno quiere terminar con los desencuentros con Córdoba, no quiere pelearse con Schiaretti, y Martín tiene el perfil adecuado para hacerlo. No es nuevo, es así desde hace mucho tiempo. Es lo que piensa y hace todos los días. A ello, habrá que sumarle que el verdadero adversario es Juntos por el Cambio, que es una elección nacional, donde se juega volver al desastre económico que género el gobierno de Mauricio Macri o apostar a poner la Argentina de pie con el peronismo, que pese a pandemia y las dificultades que ha producido, viene haciéndolo razonablemente bien”, explicaron sobre la estrategia general que desarrollarán.
De acuerdo a las fuentes consultadas, las número 2 y 4 de la lista del FdT surgirá de entre la titular de Fadea, Mirta Iriondo, la concejal Olga Riutort, la sindicalista gráfica, Ilda Bustos y Constanza “Coti” San Pedro del Movimiento Patria Grande. Algunos dirigentes dicen que no se puede dejar afuera todavía a la viuda de José Manuel De la Sota y ex diputada nacional, la riocuartense, Adriana Nazario. El número 3 de la boleta sería el peronista kirchnerista y ex secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. Luego, aspiran a ocupar un lugar en la nómina de diputados, entre otros, Ignacio Basélica Nebreda (Partido de la Victoria), Horacio Viqueira (Frente Grande) y Pablo Tissera (Partido Solidario).
Para el Senado, la fórmula es conocida: Carlos Caserio y Gabriela Estévez. Caserio que era uno de los ejes del poder peronista en la provincia levantó campamento y apoyó a Alberto Fernández como candidato a presidente en 2019. Va por la renovación de su banca. Mientras que la diputada nacional y principal referente de La Campora tendrá una oportunidad de potenciar su imagen pública con vistas a 2023.
En Hacemos por Córdoba, Natalia de la Sota será la primera candidata a diputada nacional. La seguirían el intendente de San Francisco, Ignacio García Aresca; la diputada nacional, Claudia Márquez (Río Cuarto), y el ministro de Asuntos Agrarios, Sergio Busso, que actuará como un candidato del campo, un factor electoral importante en el interior provincial. Es una lista territorialmente equilibrada, que obliga a los jefes locales del peronismo a “poner toda la carne en la parrilla”.
Schiaretti ha hecho también una jugada electoral atrevida: puso a las dos mujeres con mayor representación del peronismo local al frente de las listas y será, de las tres fuerzas principales, la única que tendrá cara de mujer en las dos boletas, a la cámara baja con De la Sota y a la cámara alta con Vigo. Será también la primera vez que la hija del ex gobernador José Manuel De la Sota deberá probar el alcance de su propio caudal electoral.
Del otro lado, de acuerdo a quiénes tienen trato con Gill, el secretario de Obras Públicas de la Nación no quería ser candidato en estos comicios. El acuerdo que tiene con Schiaretti le permitía no llamar a elecciones en Villa María y gobernar con Pablo Rosso y todas las fracciones del PJ local alineadas. A partir de ahora se abre un escenario de incertidumbre allí.
Tampoco quería ser protagonista de una campaña electoral, prefería seguir cultivando su imagen de gestor y sus vínculos con los intendentes para jugar recién en 2023. En esa línea, Gill posee una relación muy cercana con el jefe comunal de la capital cordobesa, Martín Llaryora, a su vez, principal aspirante a suceder a Schiaretti. Los que lo conocen afirman que el funcionario nacional, como Alberto, cree que sólo se puede retener la provincia de Córdoba en 2023 a través de una alianza de los dos peronismos, el provincial y el nacional.
Dentro de esa lógica se encuentra el vínculo de confianza que ha desarrollado con Schiaretti. Diálogo y gestión todos los días; muchas obras nacionales para Córdoba, al punto que han reemplazado el plan provincial que el mandatario provincial sostuvo como pilar de su gobierno hasta 2019; y la idea de que en 2023 no hay que imaginar un peronismo dividido. Obviamente, a eso Schiaretti lo tradujo, puertas adentro, en “relaciones institucionales de calidad entre Córdoba y la Nación” y proyecto político propio, es decir sin apoyar al gobierno nacional.
Los Fernández alteraron la ecuación al decidir que Gill vaya a la primera fila. Es decir, si el tándem de Gill y Caserio vence a la lista de Hacemos por Córdoba, le habrá sacado el monopolio de la lapicera peronista al gobernador para la decisión final de 2023. Si no lo logran, el primer mandatario tendrá mayores posibilidades de prolongar su vida política.
Una forma de ver este comicio, es que se dividirá entre oficialistas y opositores al gobierno nacional. La principal canasta opositora será Juntos por el Cambio, que posee candidatos que representan con claridad y potencia a su electorado Las encuestas lo ubican 15 pp. debajo de su performance de 2019 (35/36 por ciento frente al 51% de dos años atrás). En principio, ese sería el piso. Habrá que ver si libertarios y fuerzas como el Partido Encuentro Vecinal pueden morderle una porción significativa de su electorado. La otra porción elegirá al oficialismo. La mayor parte de ese universo social debería expresarse por el FdT y la otra por el PJ schiarettista. Justamente, Hacemos por Córdoba toma electorado de las dos canastas, por lo que habrá que ver cuánto prenderá su idea de “defender los intereses de Córdoba”, “superar la grieta” y de poner en la cancha a una dirigente con un apellido emblemático y querido por los cordobeses, como Natalia De la Sota, para no ser absorbido por la división nacional. En 2019 obtuvo 377 mil votos, el 17%, y un diputado nacional. Pudo esquivar la polarización. Sin embargo, para derrotar al FdT necesita ensanchar esa franja y modificar un contexto muy marcado por la famosa “grieta”.
Las encuestas que se conocen hasta el momento muestran paridad entre los dos peronismos, un dato que revela la profundidad de la batalla que tendrán por delante.
Sin embargo, la performance del FdT no depende tanto de sus candidatos como del desempeño de la economía. Si la economía evidencia signos de mejora y muestra que existe un camino hacia adelante, mejoraran las posibilidades electorales. De lo contrario, será un camino “cuesta arriba”, tanto aquí como en el resto de las provincias del centro del país.
>>Artículo actualizado a las 18:00 del viernes 23/7/2021.
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