Sino se sufre no vale, Instituto. A 13 segundos del final San Lorenzo se puso a uno y se mantuvo así hasta los dos libres de Luciano González, a 11 segundos del cierre, que estiraron la ventaja a 3: 80 a 83. Con tiempo en el reloj, Máximo Fjllerup corrió la cancha para sorprender, lanzó un triple desde Groenlandia que estuvo a centímetros de entrar, pero la pelota fue a parar sola entre las manos del “Chuzito”. El puño en alto del escolta fue acompañado del desahogo de la gente.
El estadio aulló como si hubiera contenido esa descarga final sin respirar. “La Gloria” ponía la serie 2 a 2 y la fiesta invadía hasta las butacas de los socios vitalicios que peinan canas. Adentro de la cancha, Muller, que habitualmente es un DT contenido, agitaba sus brazos como poseído. La popular cantaba hasta ensordecer el clásico canto de “Dale la glo, dale la glo”, y hasta Marcelo Milanesio se abrazaba con dirigentes y familiares albirrojos. Alta Córdoba ahora se pregunta, ¿y por qué no?
El drama del final, opaco la paliza que le estaba propinando Instituto al tricampeón, que la sacó barata y se llevó una derrota “digna”. Por primera vez en la serie, los cordobeses entraron mejor en el arranque y lograron ganar el primer cuarto por 20 a 14. Esto no fue casualidad, sino que luego de 3 meses jugando con el mismo quinteto titular, Facundo Muller decidió meter a González por Santiago Scala. El DT dio en la tecla, ya que el equipo jugó mejor en ataque y en defensa, sin depender de un tirador como Scala para lastimar también desde el perímetro.
Es más, la segunda escuadra se potenció con el ingreso del “Panda” y desbarató todos los ajustes que había pensado San Lorenzo para defender el triple de Instituto. Para darse una idea, el base juninense metió 5 triples de los 10 del equipo, cuando en los tres partidos anteriores solo había logrado encestar 2 triples en 15 intentos (13%). Si vamos al plano colectivo, el albirrojo lanzó un 45% (10/22) de triple anoche, cuando en la serie venía siendo uno de los puntos flojos al promediar un 28% (21/74).
Cueste lo que cueste! Ganó Instituto 83 a 80 y puso la serie 2 a 2. Alta Córdoba es una fiesta.
El quinto juego se juega el Sábado en Boedo. pic.twitter.com/UZGirwcgkj
— Igna García Iturriza (@IgnaGarcia10) June 28, 2019
“Fue el mejor partido que jugamos de los cuatro. Fue una lástima cómo termino, no habiendo mantenido la ventaja que conseguimos. De todas formas me voy muy contento, es muy bueno que estando 2 a 2 estemos con confianza para empezar una nueva serie a tres partidos. Para eso tenemos que ganar en Buenos Aires al menos un partido y hacer bien las cosas acá en casa”, declaró Muller luego de la victoria.
El dominio había sido claro en el primer tiempo, pero el tercer cuarto sería el mejor del equipo cordobés en ofensiva. Ya desde el calentamiento previo al segundo tiempo, el equipo de Marcelo Tinelli realizó los ejercicios en silencio y sin cruzar miradas entre jugadores; un síntoma del desconcierto ante la inminente arremetida local.
En ese tercer período, “La Gloria” anotó 30 puntos con cuatro titulares y Esteban Batista en cancha, demostrando que con el uruguayo el equipo se vuelve indomable en ataque. Justamente el pívot entró para aprovechar su fortaleza física y desgastar a los internos azulgranas, que se cargaron rápidamente de faltas al no poder controlarlo en la pintura.
Instituto logró finalmente jugar cómodo. Le costó cuatro partidos, pero llegó en el momento justo de la serie. Ni más ni menos, que a un día del decisivo juego 6 en Buenos Aires, donde una victoria albirroja le daría la chance de cerrar la serie en Córdoba ante su gente.
Las circunstancias no pueden ser mejores, ya que el plantel de San Lorenzo comienza a dar muestras de debilidad en la parte física, un aspecto que en una serie larga puede ser determinante. De los jugadores que están jugando con lo justo, se le sumó el caso de Mathias Calfani, que salió a mediados del tercer cuarto y no regresó a la pista. Todo esta por resolverse, pero quién le quita la ilusión al barrio de Alta Córdoba, que está a solo dos partidos de la gloria eterna.
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