El suboficial Jonathan Nievas (25) quedó detenido el martes por la noche y los investigadores no descartan que haya tenido una “participación activa” en el disparo que terminó con la vida de su novia, Micaela García. El homicidio se produjo la madrugada del 2 de julio, en barrio General Urquiza, cuando un grupo de seis amigos, entre los que estaba Nievas, tomaban alcohol antes de salir al baile. La primera versión indicaba que el policía, egresado hace seis meses, prestó su arma a Luciano Andrés Giménez y este, “jugando”, hirió de muerte a Micaela. Ahora, la investigación apunta a que ambos manipulaban la pistola Thunder Bersa cuando esta fue disparada.
No es casual que el caso haya quedado a cargo de la fiscal de Violencia Familiar, María de las Mercedes Ballestrini, quien decidió detener a Nievas luego de recibir un cúmulo de pruebas contra él, entre las que se encuentran testimonios de los presentes y, principalmente, la pericia del dermotest, que detectó restos de pólvora en la mano y en la ropa del policía, y también en la de su amigo. Giménez, quien se fugó con el arma apenas ocurrió el caso y fue detenido al día siguiente cerca de la Terminal de Ómnibus, fue imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Nievas fue imputado de homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma de fuego.
La abogada de la familia, Elizabeth Riccardo, que aún no accedió a expediente, dijo a ENREDACCIÓN que la familia recibió “con alegría la noticia”. Contó que el policía tenía una actitud imprudente e irresponsable con el arma. Dijo que según los dichos de conocidos, Nievas “hacía manipular la pistola al hijo de seis años de Micaela, para que este le pierda el miedo”.
Las puntas que se abren en la investigación (que aún se mantiene en la etapa de sumario) son varias. Principalmente comenzará a trabajar en la posible acusación de homicidio doloso (es decir, que no fue accidente) lo que implica una responsabilidad mayor para el acusado, ya que sabiendo el peligro que representaba, manipulaba su arma de manera riesgosa.
El disparo mortal ingresó detrás de la oreja derecha de la víctima, con dirección ascendente. Para los investigadores, “ese tipo de disparo no coincide con el tiro accidental, más bien, creen que se produjo mientras apuntaban el arma”. De todos modos, la investigación recién está en una etapa inicial y la fiscalía busca saber de cómo fue la mecánica del hecho. Mientras tanto, el arma del crimen no fue encontrada.
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