Finalmente, la sangre no llegó al río, y la UCR acordó la distribución de espacios políticos en el Congreso y en el partido. Por un lado, los diputados de la UCR ratificaron a Mario Negri como presidente del bloque, mientras que los senadores hicieron lo propio con el formoseño, Luis Naidenoff, que presidirá la bancada en la cámara alta.
Ambas decisiones fueron tomadas en el contexto de un acuerdo por el cual Alfredo Cornejo, actual gobernador mendocino y futuro diputado nacional, se convertirá en el próximo presidente del partido, mientras que en el Senado Martín Lousteau quedará como vicepresidente primero.
“Logramos profundizar las coincidencias y la unidad. Tenemos un bloque unido y totalmente integrado”, expresó Negri. De este modo, más allá de las disputas previas entre los distintos sectores partidarios, la UCR logró unificarse manteniendo su lugar dentro de Juntos por el Cambio junto al PRO y la Coalición Cívica, y ubicando en los principales lugares a sus principales figuras, al margen de su posición frente al presidente Mauricio Macri.
Sin embargo, los tres diputados que responden a Lousteau -Carla Carrizo y los electos Emiliano Yacobitti y Dolores Martínez- se retiraron antes de la reunión, donde no se privaron de hacer planteos y algunos reproches.
De todos modos, no habrá ruptura: los miembros de Evolución se integrarán al radicalismo y darán las discusiones al interior del bloque, que tendrá así 47 diputados.
“El desafío que tenemos es muy grande, vamos a tener una Cámara de Diputados como hace mucho que no se veía, con dos grandes bloques, que reúnen casi el 90 % del total de los integrantes del cuerpo, por eso es fundamental la tarea que vamos a tener durante el próximo año”, evaluó Negri.
El cordobés se reunirá este jueves con Cristian Ritondo, quien fue ungido en simultáneo como jefe del bloque Pro, para coordinar una reunión y definir en ese marco, en conjunto con la Coalición Cívica, quién quedará al frente del interbloque Juntos por el Cambio.
En la Cámara baja, el principal espacio opositor tendrá garantizada la vicepresidencia primera, que quedaría para el Pro, numéricamente más fuerte que la UCR, que se quedaría con la vicepresidencia segunda o tercera, dependiendo del arreglo al que se llegue con el Frente de Todos.