Con un primer cuarto brillante, un viento de esperanza cubrió las calles de Alta Córdoba. Confianza por las nubes, buenas decisiones en ataque y piernas fuertes en defensa, lograron algo que no había ocurrido antes en Buenos Aires. Instituto ganaba por más de dos dígitos en el arranque. Las sonrisas eran una postal del gran momento, pero poco a poco, ese fuerza del inicio se fue desvaneciendo y le dio lugar a otra fuerza legendaria: la del campeón.
Más allá del resultado, el equipo cordobés le jugó de igual a igual al equipo que todos daban por favorito indiscutido. No solo compitió, sino que además tuvo la chance de mandarlo a la lona en su cancha y ante su gente, pero en la definición, las figuras no estuvieron finas. En esos cinco minutos finales, San Lorenzo sacó a relucir la variedad de jugadores de jerarquía, siendo Dar Tucker el encargado de sellar el triunfo más importante de la temporada con 25 puntos.
Los gritos de la hinchada azulgrana fueron poniéndose a tono cuando su equipo comenzó a responder en el marcador. A diferencia de los otros partidos en Boedo, la gente que se acercó al Roberto Pando alentó con más vigor. Luego de que “La Gloria” se llevara el primer cuarto por 28 a 17, San Lorenzo en solo tres minutos igualó las cosas en 30. A partir de allí comenzó otro partido.
Los nervios, la presión y las individualidades tuvieron un papel más protagónico. Los cordobeses se quedarían con el primer tiempo al terminar arriba por la mínima (38 a 37). Sin lugar a dudas, la ventaja la construyó gracias al gran rendimiento de Rodney Green con sus 12 puntos en menos de 15 minutos. Detalle no menor, ya que sumando la cantidad de puntos convertidos en los tres juegos en Boedo, había logrado anotar 11 unidades.
A la vuelta del descanso, ambos planteles salieron a disputar la final de manera diferente. El antecedente marcaba que el local siempre arrancó mejor los terceros cuartos, y anoche volvió a repetirse la historia. Otra cara fue la que mostró Instituto en el arranque de ese período, con menos agresividad en ataque y tratando de frenar el ritmo del partido. En cambio del otro lado, los dirigidos por Gonzalo García aprovecharon cada rebote defensivo para correr la cancha y anotar en posesiones cortas. La clave para que San Lorenzo comenzará a despegarse, fue la mala defensa de los cordobeses y la baja efectividad.
Ese tercer período los porteños lo ganaron por 21 a 13, y entraron al último y decisivo cuarto ganando 58 a 51. La distancia parecía lejana y con probabilidades de aumento; pero aparecieron los triples. Facundo Piñero y Luciano González convirtieron dos bombas, y Gastón Whelan se encargó de estampar una racha de 8-2 con un doble. De esta manera se redujo otra vez a la mínima (60 a 59) y “La Gloria” tuvo la oportunidad de pasar al frente pero no lo pudo lograr.
En un juego 7 y con 35 minutos jugados, el cansancio se convirtió en uno de los principales factores. Con poco oxígeno en piernas y cabeza, las figuras de Instituto fueron bien controladas por la defensa del local. Motivado por el empuje de la gente y el olor a definición, Dar Tucker apareció en todo su esplendor. Primero con dos penetraciones de alta dificultad que terminaron en dobles, y luego con su forma clásica de anotar: triple desde 45° luego de varias fintas que le permitieron despegarse unos centímetros de su defensor. En total, el extranjero sumo 10 puntos en ese período.
Sin margen de error, “La Gloria” comenzó a desesperarse. Las buenas decisiones que había tomado a lo largo de los primeros veinte minutos, nunca volvieron a aparecer en los minutos finales del partido. Ante la urgencia de anotar, apareció al fin el “Chuzo” con cuatro puntos consecutivos que silenciaron al estadio y sembraron algunas dudas en los espectadores. La respuesta del local fue tan contundente, que a la ilusión se la trago la tierra.
Otra vez, San Lorenzo demostró que se necesita tumbarlo para poder ganarle. Todavía ningún equipo logró hacerlo en su cancha e Instituto se quedó cortó esta vez. El poderío económico del equipo de Marcelo Tinelli con sueldos suculentos y diez jugadores de primer nivel, volvieron a imponerse en una final. Esta vez, fue la más complicada para los de Boedo, que se toparon con un gran equipo y estuvieron cerca de caer en su casa.
Tendrá que ser borrón y cuenta nueva para “La Gloria”, que tiene que sentirse orgullosa de haber logrado el subcampeonato. Algo histórico para un club que todavía tiene mucho camino por recorrer en el básquet nacional y que deberá ponerse a diagramar el futuro. Por lo pronto, se sabe que jugará el torneo más importante a nivel continental y eso ya es un propósito para seguir apostando en grande.
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