De la misma forma que en Estados Unidos 1994, la selección argentina de fútbol quedó eliminada en octavos de final catorce años después, en Rusia 2018. El rival esta vez no fue la sorprendente Rumania de Gheorghe Hagi sino la potente Francia de Kylian Mbappé, un número 10 capaz de alcanzar una velocidad explosiva, y que resultó una pesadilla para los defensores argentinos. Es que el francés no solo corrió rápido sino que desplegó toda su técnica para manejar los hilos de un equipo con un estilo de juego definido, que aprovechó las debilidades argentinas y no perdonó. Fue un 4 a 3 engañoso, ya que el 2 a 1 parcial que consiguió Argentina con el gol de carambola de Mercado duró apenas un suspiro. Enseguida llegaron tres goles de nocaut que pondrían a Francia en cuartos de final.
¿La historia de un final anunciado?
Diego Armando Maradona lo sufrió desde la tribuna, igual que los demás hinchas que hicieron sentir a los jugadores como si fueran locales. Para cualquier espectador ajeno al fanatismo que genera la selección argentina de fútbol, resulta un hecho inexplicable tanta ansiedad por levantar una copa del mundo después del último logro, en 1986. No alcanzó el talento de Lionel Messi para llevar más allá al equipo. No hubo mano de Dios que cambiara la suerte, aunque, si no quieres perder como lo hizo el combinado nacional argentino, quizá puedas tener más suerte probando en los juegos de casino.Y es que, ni siquiera un banco de suplentes de lujo fue suficiente para aquellos que apostaron por la albiceleste.
El camino de la selección en el mundial
El debut con Islandia empezó de forma auspiciosa con un zapatazo de Agüero que se clavó en el ángulo. Pero enseguida llegó el empate de Islandia, que, con recursos limitados pero sencillos, incluso pudo llevarse los tres puntos. La línea de cuatro defensores sufrió cada ataque de un equipo que llegó para defenderse.
Para jugar con Croacia, mucho más peligroso en ofensiva, el director técnico, Jorge Sampaoli, planteó una línea de tres defensores, que hasta la desafortunada jugada de Caballero pareció bastar para jugar de igual a igual el partido. Pero con Argentina perdiendo y desequilibrada, los croatas aprovecharon para hacerse un picnic que terminó 3 a 0 en su favor.
La resurrección llegó en el tercer partido. Un pase de cirujano de Éver Banega a Messi, que la Pulga paró como solamente los maestros saben, se perfiló y abrió el marcador para lo que sería una victoria 2 a 1 después de un gol de Marcos Rojo en los minutos finales. Era la victoria que Argentina necesitaba para pasar a octavos, además de que Islandia no ganara, algo de lo que se encargaron los suplentes de Croacia.
¿Y ahora?
Desde que José Pekerman y sus ayudantes ya no tuvieron influencia en la formación de juveniles, la selección argentina dejó de llenar sus vitrinas de copas juveniles, y de nutrir el seleccionado mayor de jóvenes formados en una identidad de juego y de equipo. Por eso, un replanteo requerirá pensar en cambios profundos, en proyectos largos. Jugadores hay. Están Paulo Dybala, actualmente en la Juventus, Giovani Lo Celso, del Paris Saint-Germain, Cristian Pavón, de Boca Juniors, Lautaro Martínez, del Inter, o Joaquín Correa, del Sevilla, todos en edad para jugar al menos dos mundiales. Además, Lionel Messi tiene edad, y talento de sobra, para jugar un mundial más. Más allá de algunas renuncias lógicas, como la de Javier Mascherano, las puertas están abiertas para que la ilusión renazca de sus cenizas y vuelva más fuerte que nunca en Qatar 2022. A ver si esta vez sí “volveremos a ser campeones como en el 86”.
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