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Uno de los economistas de Alberto Fernández cuenta cuáles son las recetas que preparan para manejar la economía

El economista del Grupo Callao y coordinador de los equipos técnicos del Frente de Todos, Fernando Peirano. (Foto: Gentileza Jonas Masud)

Fernando Peirano nació en 1974 y es uno de los tres economistas del Grupo Callao con mayor exposición pública y llegada a Alberto Fernández (los otros son Matías Kulfas y Cecilia Todesca Bocco). Es también el coordinador de los equipos técnicos del Frente de Todos e integrante de Agenda Argentina, el think thank que nuclea a los distintos centros de pensamiento político, económico, social y cultural del “albertismo”. Es un especialista en innovación y desarrollo.

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Peirano es directo y describe el esquema de pensamiento económico sobre el que discute el Frente de Todos sin complejos. Señala que el gobierno de Macri “fracasó”, asegura que “es ineludible renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”, y afirma que “(hay) que salir (de la crisis) sin daños y sin más sacrificio para los que más sufren”. Plantea un plan con tres estaciones para el caso de que los Fernández lleguen al gobierno el 10 de diciembre: “La primera, va a ser renegociar con el FMI condiciones y plantear un largo plazo para la Argentina, cosa que hoy no tenemos; la segunda, hacer un acuerdo social con los trabajadores y empresarios para acordar la eliminación del componente inercial que tiene la inflación; y la tercera, pensar el gasto público como una herramienta de reactivación, con lo cual hay que buscar en cada peso qué asignación puede tener y qué impacto puede tener en ponerle plata en el bolsillo a la gente, a los trabajadores y en generarle demanda a las empresas”.

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La entrevista con el economista se realizó en el Foro Regional “Federalismo y Desarrollo (Relaciones Internacionales, Innovación y Competitividad”, que tuvo lugar en la ciudad de La Rioja, entre el 25 y 26 de julio. La actividad fue organizada por el Ministerio de Planeamiento e Industria del gobierno de provincia de La Rioja y el Consejo Federal de Inversiones (CFI). En ese marco, Peirano participó del panel “Competitividad sistémica, ¿cómo recuperar el desarrollo?”

Peirano durante su exposición en el foro riojano. (Foto: Gentileza Jonas Masud).

¿Qué posibilidades reales de negociación con el FMI existen y cuán diferentes a las del gobierno de Mauricio Macri pueden ser?

Me parece que es ineludible una renegociación con el FMI. Hago propias las palabras de Guillermo Calvo en estas últimas horas, donde plantea que “lo que ha aprobado el FMI, fracasó”. La verdad es que al FMI se lo llama para traer dólares, para traer certidumbre, para apaciguar la inflación, para volver a acceder a los mercados internacionales y ninguna de esas cosas ha ocurrido a un año de su programa estabilización. Lo que nos vamos a encontrar a futuro es que hay que pasar de este programa que se ha convertido en un programa de cortísimo plazo electoral, que básicamente es sostener el precio del dólar con un costo enorme, porque la estrategia para sostener el dólar en los niveles que está, alude a un estrangulamiento monetario muy fuerte que se traduce en tasas de interés prohibitivas. Al mismo tiempo, esas tasas son muy atractivas para los capitales especulativos que vienen del exterior a aprovechar estas tasas positivas en dólares y que son los antecedentes de problemas futuros.

“Al FMI se lo llama para traer dólares, para traer certidumbre, para apaciguar la inflación, para volver a acceder a los mercados internacionales y ninguna de esas cosas ha ocurrido a un año de su programa estabilización”.

¿Por qué?

Porqué si usamos los dólares para sostener el precio de nuestra moneda, si alentamos la entrada de capitales especulativos, esos son ingredientes de películas que conocemos y que tarde o temprano terminan generando problemas macroeconómicos nuevos. Es lo que ha venido haciendo Macri en los últimos años, ante una dificultad la agravó. Prometió salir de la paridad hasta 2015 y aceleró la inflación y el dólar pegó un salto. Prometió un segundo semestre que nunca llegó. Prometió lluvia de inversiones y no están ni las inversiones extranjeras ni las nacionales. Todo este contexto habla de un fracaso económico y que el FMI lo sabe y que además está comprometido institucionalmente. No con la Argentina, sino con este gobierno, con estas elecciones por las decisiones que hizo o autorizó hacer en el mercado cambiario. Todos sabemos y hay que hablar con sinceridad, que el futuro de la Argentina requiere una nueva hoja de ruta. Macri plantea una hoja de ruta que dice: más de lo mismo, pero más rápido. Y nosotros planteamos: hay otra hoja de ruta posible, sobre cada uno de los temas tenemos una mirada distinta, y nuestro eje tiene que ser, priorizar el empleo y la producción y esa hoja de ruta sabemos cómo construirla. Esto es un laberinto y este laberinto Alberto Fernández lo conoce, porque él ya ha sabido sacar al país de una situación similar. Hoy, además, tiene un frente con distintas vertientes políticas e identidades que están contribuyendo con las herramientas técnicas para que esa salida sea sin daños, sin más sacrificio para los que más sufren.

“Macri plantea una hoja de ruta que dice: más de lo mismo, pero más rápido; y nosotros planteamos que hay otra hoja de ruta posible, que sobre cada uno de los temas tenemos una mirada distinta, que nuestro eje tiene que ser priorizar el empleo y la producción y que esa hoja de ruta sabemos cómo construirla”.

Peirano señala que hay que renegociar la deuda y los plazos con el FMI. (Foto: Gentileza Jonas Masud).

Está claro que la situación actual va a implicar una renegociación, pero ¿es posible torcerle el brazo al FMI, por qué hasta ahora nadie lo ha conseguido?

Existen mecanismos institucionales para que el FMI plantee un cronograma de devoluciones diferente del que está planteado y esto es una herramienta que el FMI la tiene y es parte de la discusión. No se está planteando poner en duda el pago a bonistas, o el pago a acreedores en general del Estado. Hoy, el gran cuello de botella es este mal acuerdo con el FMI, y como el FMI se comprometió tanto con Macri y su campaña electoral, que concedió una de sus ayudas en volumen más importantes. También es un problema para el FMI este fracaso. Nosotros planteamos otra cosa, que seguir así no es viable, esta economía, donde empresas de años, empresas con tecnología, con un nombre quiebran porque no pueden lograr una rentabilidad; gente que tiene trabajo, incluso trabajo en blanco, vive en hogares que son pobres. Esta es la economía argentina de hoy, una economía donde para acomodar los números del Estado, está sufriendo el sector privado. Una economía donde realmente si hay un equilibrio temporal en las cuentas externas, es porque no estamos haciendo inversiones en bienes de capital. No son variables transparentes, no son valores de equilibrio de largo plazo los que tenemos hoy. La única solución para salir de este laberinto, es el crecimiento, es volver a poner en marcha la rueda de la economía, es encender la economía de la producción y el trabajo, y de esa manera, esta enorme mochila que deja Macri de la deuda externa se puede ir llevando, diluyendo, repagando. Y esto es lo que hay que plantearle al FMI, la voluntad de pago está, déjennos encender la economía para que la riqueza que generen los argentinos pueda alimentar a los argentinos, llenar sus bolsillos, pero también cumplir con estos organismos internacionales.

“Existen mecanismos institucionales para que el FMI plantee un cronograma de devoluciones diferente del que está planteado y esto es una herramienta que el FMI la tiene y es parte de la discusión”.

¿Qué características tiene que tener el acuerdo social que propone para atacar la inflación y poner en marcha el aparato productivo?

El acuerdo social es un cambio de prioridades. La política que plantea Macri es un ajuste donde los salarios cayeron entre 2015 y hoy, un 13 por ciento; la inflación se multiplicó casi por dos, pasando de 27 puntos porcentuales (pp.) a más de 56 pp.; donde se han perdido 130 mil puestos de trabajo industriales; y donde han quebrado innumerables empresas de gran trayectoria. El acuerdo social, en cambio, es poner de nuevo la prioridad en la producción y el trabajo. Todas las decisiones, coyunturales y de largo plazo, tienen que ponerse sobre ese eje y sobre eso, empezar a organizar el resto de las variables. Ahora, en lo práctico hay una hoja de ruta que tiene tres estaciones: la primera, va a ser renegociar con el FMI condiciones y plantear un largo plazo para la Argentina, cosa que hoy no tenemos; la segunda, hacer un acuerdo social con los trabajadores y empresarios para acordar eliminar el componente inercial que tiene esta inflación; y la tercera, pensar el gasto público como una herramienta de reactivación, con lo cual hay que buscar en cada peso, qué asignación puede tener y qué impacto puede tener en ponerle plata en el bolsillo a la gente, a los trabajadores y a generarle demanda a las empresas. Y también, pensar en esa reestructuración del gasto público, que es un proyecto que va a impulsar este gobierno para el año 2020. Sabemos que cada vez que este gobierno pensó el presupuesto, lo pensó mal, lo pensó sobre supuestos que no se han cumplido, así que también va a ser una tarea reestructurar ese presupuesto y pensar como horizonte, que cada peso que Argentina invierta en promoción tiene que generar dólares.

“Cada peso que Argentina invierta en promoción tiene que generar dólares”.

Existe una expectativa de que se produzca una rápida expansión de la demanda en los sectores afines al Frente de Todos, sin embargo, el acuerdo social sobre precios y salarios, en el mejor de los casos, parece buscar un reacomodamiento moderado. ¿Cuál es el plan?

Que la recuperación va a ser un proceso; que los salarios le tienen que ganar a la inflación como regla; que eso hay que hacerlo cuidando la responsabilidad fiscal; que hay que revisar las tarifas dolarizadas en un país que vive y produce en pesos, y eso también es bolsillo. Hay que volver a jerarquizar la salud y la educación pública, porque eso también ayuda a las familias. Me parece que en esa totalidad y en ese diálogo, hay que poner todas esas cuestiones que no se acomodan solas. Lo que hay que buscar, es como la política ayuda a acomodar esto con nuevas prioridades. Sin duda, no se va a poder reconstruir en un año, lo que Macri destruyó en cuatro, de modo tan acelerado y profundo. Va a ser algo con un rumbo claro, con prioridades claras y va a ser una acumulación paulatina de mejoras, que eso es lo que estamos apostando por los márgenes estrechos que nos deja Macri con el FMI en casa. Por eso, la microeconomía, los programas territoriales, los programas federales van a hacer centrales en esta alianza que tenemos que hacer con los que producen, con los que están en el campo, con los que están en la industria y con los que están en las universidades y aportan su inteligencia para que todo lo demás tenga más valor agregado. Esta es la alianza de la Argentina que tenemos que construir para tener otro futuro.

“Hay que saber que la recuperación va a ser un proceso; que los salarios le tienen que ganar a la inflación como regla; que eso hay que hacerlo cuidando la responsabilidad fiscal; que hay que revisar las tarifas dolarizadas en un país que vive y produce en pesos, y eso también es bolsillo”.

El sector agropecuario sigue siendo el gran productor de dólares, ¿cómo va a ser la relación de un eventual gobierno de Fernández con los productores del campo?

Va a ser de aliento a la rentabilidad, de aliento a la producción. Eso, es en general para todos los sectores. La Argentina no puede ser sólo un país donde miremos el lado de los derechos y la distribución, también tenemos que mirar el lado de la productividad, cómo generamos exportaciones. En ese marco hay que pensar Vaca Muerta, hay que pensar el litio, y cómo transformamos un país en el que no generamos alimentos para 400 millones de habitantes como muchas veces repetimos, sino que generamos proteínas vegetales para ser el primer eslabón de otras proteínas animales y otra generación de alimentos. Nosotros sí creemos, qué, con la combinación entre recursos naturales, la tradición y el Know How que tenemos desde el chacarero, hasta el Pyme industrial y desde el conocimiento que aporta nuestro sistema científico-tecnológico, articulando adecuadamente esto, podemos crecer en las cadenas de valor y podemos ofrecer al mundo, alimentos que sean alimentos funcionales y alimentos que expresen nuestra identidad de territorio y cultura. Esa es la tarea y un largo plazo para Argentina. Hoy no tenemos un largo plazo, hoy nos ofrecen una intervención del mercado cambiario costosa, nos ofrecen un FMI que es sinónimo de sacrificio, y la verdad es que es muy difícil ver un futuro en este rumbo. Este es un rumbo que va a contramano del desarrollo y que hay que frenar y cambiar este rumbo. Esto es lo que tiene que hacer la política, invitar a los productores a seguir generando valor y trabajo e inversiones para que la Argentina sea una Argentina grande e inclusiva.

“La Argentina no puede ser sólo un país donde miremos el lado de los derechos y la distribución, también tenemos que mirar el lado de la productividad, cómo generamos exportaciones. En ese marco hay que pensar Vaca Muerta, hay que pensar el litio, y cómo transformamos un país en el que no generamos alimentos para 400 millones de habitantes como muchas veces repetimos, sino que generamos proteínas vegetales para ser el primer eslabón de otras proteínas animales y otra generación de alimentos”.

¿Cómo es el plan para conseguir más dólares?

Parte del reconocimiento de que, entre otras cosas, han dañado y quebrado profundamente el sistema financiero argentino. Hoy, el sistema financiero es un intermediador entre los ahorros de los argentinos y el Banco Central. Todo está puesto, antes en las Lebacs, hoy en las Leliqs; esto con este estrangulamiento imprescindible para que el dólar no tenga la volatilidad que perjudique políticamente al gobierno, digamos que tenemos tasas prohibitivas, tenemos una AFIP que acelera las ejecuciones y los reclamos de deuda cuando hoy no se puede vender. Sobre ese reconocimiento, hay que repensar el sistema financiero y de crédito. El crédito es una rueda importante en cualquier economía y ese crédito, tiene que ser un crédito transformador, con prioridad ahí, donde un peso, o sustituye importaciones o genera una nueva exportación. Tenemos una lectura de nuestra estructura productiva en la que sabemos que hay sectores que con una buena articulación con el Estado, pueden hacerlo.

“El crédito es una rueda importante en cualquier economía y ese crédito, tiene que ser un crédito transformador, con prioridad ahí, donde un peso, o sustituye importaciones o genera una nueva exportación”.

¿Cuáles serían?

Hay que tener una sintonía fina. Tenemos una estructura productiva en la que hay sectores sensibles, que en una economía que se abre rápido, pueden caer y cerrar. Hay que tener una política específica para ellos, en especial para sus trabajadores. Hay sectores productivos del agro y de la industria que son exportadores o que pueden ser más exportadores aún. Hay recursos naturales importantes como Vaca Muerta que hay que desarrollarlo a través de la Inversión Extranjera Directa y tenemos que tener las condiciones para asociarnos positivamente con esa Inversión Extranjera Directa.

Hay recursos naturales importantes como Vaca Muerta que hay que desarrollarlo a través de la Inversión Extranjera Directa y tenemos que tener las condiciones para asociarnos positivamente con esa Inversión Extranjera Directa.

Y hay otros sectores, que están en una necesidad de sumarle valor a su producción porque están exportando, pero muy poco. Pero en este contexto, nos preocupa muchísimo que el gobierno, al no poder dar estos debates, tercerice las decisiones sobre el futuro, en el FMI, antes; y en el acuerdo de la Unión Europea-Mercosur, ahora. Es un acuerdo del que queremos conocer la letra chica, del que queremos conocer los estudios de impacto, porque no sólo puede ser una llegada de productos de una economía que tiene asimetrías muy profundas con la Argentina, que pone normas medioambientales y otras barreras para-ancelarias que pueden obstaculizar el ingreso a sus mercados, sino que también pone en duda seguir teniendo a Brasil como un destino importante para nuestras exportaciones de más valor agregado. Hay que pensar esto en conjunto, es difícil pensarlo y definirlo hoy en detalle, porque la economía de acá a diciembre va a pasar por muchas novedades, más negativas que positivas; y entonces hay que ver qué país recibimos el 10 de diciembre y sobre eso, como la política construye los escenarios adecuados para que el saber técnico sea efectivo y ponga las prioridades en su lugar.

El economista Fernando Peirano es un especialista en innovación y desarrollo. (Foto: Gentileza Jonas Masud).

QUIÉN ES FERNANDO PEIRANO

Peirano (45) es economista especializado en innovación y desarrollo, con énfasis en políticas públicas y cambio tecnológico.

Se licenció en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1999 y realizó estudios de posgrado en Gestión y Políticas de Innovación (Universidad Complutense de Madrid, 2002) y en Desarrollo de América Latina (Summer School, Cepal, 2006).

Fue subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva entre 2011 y 2015 en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Es investigador en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y profesor regular ordinario de grado y posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y de la UNQ, además de profesor invitado en maestrías de UNGS, UNTREF y UPF-Argentina.

También es consultor en Economía, Industria e Innovación y asesor en la Unión Industrial Argentina (UIA) y ADIMRA (Asociación de Industriales Metalúrgicos) en iniciativas vinculadas a Industria 4.0 y Centros Tecnológicos.

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