El presidente ultraderechista Javier Milei resolvió la interna de la derecha argentina con un golpe de Knockout al ex presidente Mauricio Macri (Pro). Si algo señala la elección legislativa local de CABA (Ciudad de Buenos Aires) es que no hay lugar para una estrategia diferente en el bloque de derecha que la impuesta por el titular del Ejecutivo. Se acabaron los matices y los intentos de diferenciación formal, a partir de ahora, en todo el país, La Libertad Avanza (LLA) intentará construir un gran partido de ultraderecha con los restos de la derecha y del antiperonismo. Lo dijo Milei anoche, con todas las letras: “Hoy se pintó de violeta el bastión amarillo y a partir de ahora, a pintar de violeta todo el país“. Al que le guste bien, y al que no, también.

Pese a ello, el bloque de derecha perdió votos en un bastión de la derecha argentina respecto de la legislativa de 2021. Sus tres fragmentos principales (LLA, Pro y Ramiro Marra) sumaron 772 mil de los casi 1.042.797 obtenidos hace casi cuatro años, una merma de casi 271 mil sufragios. Es decir, en estos cuatro años pudo retener el 74% del apoyo, un dato que indica el desgaste generado por la crisis económica y la dificultad de construir consenso con un plan económico, político y social como el que lleva adelante el oficialismo nacional. A ello, debe adicionarse el cúmulo de denuncias de corrupción en lo más alto del poder. Medido en porcentajes, en 2021, la suma del Pro y LLA reunió 62,7% de las voluntades, mientras que este domingo, las tres fuerzas apuntadas, alcanzaron un 48,67% (-14 pp.).

Hacia adentro del cerrado sistema libertario, salen fortalecidos Karina Milei y Santiago Caputo. Ellos empujaron la candidatura de Manuel Adorni como cabeza de lista para derrotar al macrismo en CABA, lograr un triunfo de impacto nacional, difundir una imagen de fortaleza política para continuar con este modelo económico, y acelerar el armado nacional de la LLA. Desde este lunes finalizan las especulaciones de radicales, macristas y otros sectores de confluir en una alianza con los libertarios sin diluirse en el partido del presidente: Todo indica que el oficialismo pondrá quinta marcha y saldrá a subir al colectivo violeta a todos los que quieran jugar por este andarivel de la política argentina. Los que no quieran ser de la partida quedarán en las puertas del desierto, sin camello y apenas con una cantimplora de agua.
Del lado del Pro, el resultado abrirá una fuerte crisis interna, que lo obligará a refrescar el gobierno de la ciudad y a poner en cuestión el liderazgo del ex presidente. Esto último, no sucederá solo en CABA, sino en todo el país. Mientras que Jorge Macri deberá elegir entre relanzar una administración amarilla “pura” y penar con la gestión durante los dos próximos años o caminar hacia acuerdos con el gobierno nacional, que incluyan teñir de violeta a la lista del oficialismo porteño en octubre. Es altamente improbable que se recueste en una alianza centrista con Horacio Rodríguez Larreta -enemigo de los primos Macri- y el peronista disidente Juan Schiaretti. Esta, es la última opción de vida política que le quedará al hijo de Franco.
La apuesta del peronismo con Leandro Santoro, que clausuró discursiva y estéticamente todos los caminos de conexión con Unión por la Patria (UxP) y pintó de fuerza 100 por 100 porteña al “Es ahora Buenos Aires”, solo le permitió mejorar su posición relativa en el escenario local. Realizó una mejor elección que cuatro años atrás (+2,5 pp., aunque 43 mil votos menos), sumó dos nuevos legisladores y salvó la ropa del peronismo de CABA en un escenario nacional problemático para la principal fuerza de oposición, hoy dividida entre kirchneristas y anti-kirchneristas y sin que todavía haya podido debatir las causas de la derrota en las presidenciales de 2023. También quedó claro que no resulta un camino atractivo para el electorado y que esta vía apenas permite apenas minimizar los daños.
Rodríguez Larreta, en tanto, pudo encontrar un resquicio de “sobrevida” política con los 130 mil votos obtenidos este domingo. Volcado a una construcción local, moderada y de centro, necesitará encontrar más oxigeno político por fuera de CABA para intentar algún objetivo mayor, ya que por ahora quedó en el borde del sistema. En ese sentido, su regreso sin la camiseta del Pro lo pone en el camino para construir una tercera vía, como la que trabajan el ex gobernador cordobés, Juan Schiaretti, el gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro o el senador radical, Martín Lousteau, que quedó mal parado con su experimento en solitario en esta elección porteña (Lula Levy obtuvo 37289 votos, un 2,31%).
Por último, se produjo una fuerte caída de la participación electoral, algo que siempre sucede en una elección legislativa, pero que esta vez fue muy importante ya que sólo emitió su voto el 53,25% del electorado, contra el 65,67% de 2021. Esto es, una contracción de 12,42 pp. en cuatro años. A su vez, medido contra el 74,4%, que es el promedio de las legislativas en CABA, la reducción es de 21,15 pp. En 2021 sufragaron 1.952.400 electores y en 2025, 1.645.000: esto es 307.400 votantes menos. En tanto, los que no fueron a emitir su voto fueron 1.443.707 personas, tres veces más que los votos que recibió Adorni (486.189).
Lo ocurrido en CABA es similar al fenómeno observado en otras elecciones provinciales realizadas este año en Santa Fe, Chaco, San Luis, Salta y Jujuy, donde se produjo un marcado descenso de la concurrencia a las urnas. En esta línea, parece observarse, a partir de los datos emergentes, que la crisis económica está desgastando peligrosamente al viejo y al nuevo esquema político: Al peronismo, la UCR, el Pro y las fuerzas provinciales, por un lado; y a la ultraderecha libertaria, por otro. La elección de CABA parece darle aire, al menos temporalmente, a un nuevo escenario de incertidumbre y de vacancia política.
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